Antecedentes
Lidia era una gentil de la ciudad de Tiatira, que estaba ubicada al oeste de Asia Menor, en una zona donde ahora está Turquía. Tiatira era un centro comercial en aquella época. Lidia poseía su propio negocio, especializado en vender telas de color púrpura, que eran muy caras debido a su complicado procedimiento de teñido. Se cree que Lidia era rica, exitosa e influyente. El apóstol Pablo, Silas y Lucas, autor del libro de Hechos, viajaban juntos cuando llegaron a la ciudad de Filipos en donde conocieron a Lidia. Aunque originalmente era de Tiatira, cuando conoció a Pablo Lidia poseía una casa en Filipos (en el continente Europeo). Leemos esta historia en Hechos 16:13-15:
13 Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al rio, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido.
14 Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de purpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía.
15 Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.
¿Por qué incluyó Dios a Lidia en la Biblia? ¿Por qué debe ser un ejemplo? Sabemos muy poco acerca de sus antecedentes o parentescos. Cuando conoció a Pablo, era una prospera mujer de negocios.
Su corazón abierto
Por otro lado, Lidia era una persona cuyo corazón estaba abierto a las cosas del Señor. Hechos 16:14 dice que el Señor le abrió su corazón. Sabemos que Dios no quiere que nadie lo acepte por la fuerza, así que Lidia debe haber permitido que Dios obrara en su vida. Su corazón abierto provocó no sólo que escuchara lo que Pablo decía, sino que también respondió al aceptar las buenas nuevas acerca de Jesucristo.
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¿Adónde estaba Lidia cuando “Dios le abrió el corazón”? Era el día de reposo, el sábado, el día de adoración de los judíos, y Lidia se encontraba en el lugar donde las mujeres se reunían para orar. Lidia se encontraba en el lugar indicado, en el momento exacto. A lo mejor nosotras no escuchamos la voz de Dios hablándonos porque no estamos en el lugar indicado, donde se realizan estudios bíblicos y reuniones de oración. Hebreos 10:25 advierte a los creyentes no dejar de reunirse en el nombre del Señor.
Hechos 16:14 también dice que Lidia “adoraba a Dios”. Lidia buscaba la verdad, porque ansiaba adorar a Dios. En Jeremías 29:13 leemos esta promesa: “Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón”. Lidia buscaba a Dios, y Dios dirigió a Pablo al lugar exacto donde las mujeres oraban.
Lidia necesitaba restarle tiempo a su negocio para orar. Hoy también se necesita tiempo para escuchar a Dios. ¿Estás tú dispuesta a invertir ese tiempo? Quizás tengas un negocio muy exitoso que te ocupa la mayor parte de tu tiempo. O a lo mejor estás luchando para ganarte el sustento y no tienes mucho tiempo para adorar a Dios. A lo mejor tus estudios, tus responsabilidades familiares, o miles de otras actividades ocupan tu tiempo. Como Lidia, tú y yo debemos tomarnos un momento a diario para escuchar lo que Dios nos dice a través de Su Palabra.
El testimonio de Lidia
Lidia después de haber creído, dio un testimonio público de su fe en el Señor Jesucristo. Ella y toda su familia fueron bautizados (Hechos 16:15). El apóstol Pablo explica el significado del bautismo en Romanos 6:4-5: “Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva. Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección”.
El bautismo no salva a nadie de la condenación eterna. Es una manifestación externa de la relación interna del creyente con Jesucristo. El bautismo es una imagen, un símbolo; el creyente es inmerso en agua para representar la muerte y sepultura de Cristo, y luego es levantado de las aguas para representar la resurrección de Jesucristo de entre los muertos.
Muchas veces a través del libro de los Hechos, leemos las palabras: “Creyó y fue bautizado”. Los primeros cristianos, como Lidia, dieron el ejemplo. Si has creído en Jesús como tu Salvador personal deberías bautizarte. Al hacerlo, demostrarías públicamente tu obediencia al mandamiento de nuestro Señor, y a la vista de todo el que lo presencie proclamarías tu deseo de vivir para Jesús.
Lidia estaba entusiasmada con su fe y su servicio al Señor. ¿Cuál es nuestra reacción cuando Dios ha satisfecho nuestros deseos más profundos y contestado nuestras oraciones, ya sea en cosas pequeñas o grandes? Algunas nos reservamos esos goces para nosotras mismas. ¿Dudamos en compartir lo que Dios ha hecho en nuestras vidas, especialmente con aquellos que están más cerca de nosotros? Jesús advirtió con serias palabras respecto a este tema en Mateo 10:32-33:
32 A cualquiera, pues, que me confiese delante de los hombres, yo también le confesare delante de mi Padre que está en los cielos.
33 Y a cualquiera que me niegue delante de los hombres, yo también le negare delante de mi Padre que está en los cielos.
Dios bendijo el testimonio público de Lidia. Se la considera la primera persona que se convirtió como resultado de la obra misionera de Pablo en Europa. ¡Y Dios permitió que fuese una mujer!
Su hogar abierto
Hechos 16:15 dice que Lidia les rogó a Pablo y a sus compañeros que se quedaran con ella. El capítulo 16 continúa diciéndonos lo que les pasó a Pablo y a Silas durante su estadía en Filipos. En Hechos 16:23, nos enteramos que fueron desvestidos, y azotados y luego arrojados en una prisión. El carcelero recibió instrucciones de guardarlos celosamente. Así que les puso en la celda más profunda y les ató los pies con cadenas. Durante la noche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos. Por su testimonio el carcelero le preguntó a Pablo: “¿Qué debo hacer para ser salvo?” (Hechos 16:30). La repuesta de Pablo en Hechos 16:31 es la explicación más clara de cómo una persona puede recibir la salvación: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo, tú y tu casa”.
Cuando Pablo y Silas quedaron en libertad, regresaron a la casa de Lidia. Otra vez, Lidia les abrió su casa y los atendió. Ella no estaba de ningún modo avergonzada de recibir en su hogar a estos hombres de Dios a pesar que recién habían sido liberados de la prisión.
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Lidia no dejó de trabajar cuando se convirtió. Probablemente conocía a muchos otros comerciantes y empresarios de otras partes del mundo. Pero Pablo y Silas eran mucho más importantes para ella que los negocios. Ella no les negó su ayuda por temor a que la presencia de ellos hiciera que su negocio sufriera. Dios se encargará de que nuestras necesidades sean satisfechas si lo ponemos a Él en primer lugar en nuestras vidas. En Mateo 6:33 Jesús dijo: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”.
Filipenses 4:19 promete: “Mi Dios pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Pensamientos finales
El apóstol Pablo tuvo un papel importante en la historia de Lidia. Fue sensible a la guía del Espíritu Santo, y obedeció a Dios. Se dirigió al lugar de oración y le habló a las mujeres allí congregadas. Muchas vidas cambiaron gracias a las enseñanzas de Pablo.
Ahora es necesario que nos preguntemos: ¿Soy sensible al Espíritu Santo? ¿Soy obediente al liderazgo de Dios en mi propia vida? ¿Conozco su Palabra tanto como para reconocer su dirección? En Efesios 5:17 Pablo dice: “Por tanto, no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor”.
Solamente podemos comprender su voluntad leyendo y estudiando su Palabra, meditando en ella y haciendo lo que ella nos dice que hagamos.
Quizás tú sientas que Dios te está diciendo que hagas algo. Verifícalo con la Palabra escrita de Dios. Dios nunca te guiará a hacer algo contrario a su Palabra. Cuando tengas en claro lo que Dios quiere que hagas, sigue el ejemplo de Pablo. No tengas miedo ni te avergüences de hacer lo que Dios te pide. Nunca se sabe cuándo puede haber alguien, quizás una Lidia escuchándote con un corazón abierto. No pierdas esa preciosa oportunidad.
Temas de discusión
- ¿Por qué (dos cosas) era conocida Lidia?
- ¿Adónde estaba Lidia cuando conoció al apóstol Pablo?
- Explica la importancia del bautismo.
- ¿De qué modo ayudó Lidia a Pablo y Silas?
- ¿Puedes recordar una vez en tu vida cuando estabas buscando a Dios y Él se dio a conocer? ¿Puedes recordar alguna oportunidad en la que Dios te haya provisto para tu necesidad? ¿Has contado este testimonio a otros?