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36. SALOMÉ (1)—PRINCESA IDUMEA QUE SIRVIÓ AL DEMONIO


Salomé fue una princesa idumea, hija de Herodes Filipo I y Herodías, e hijastra de Herodes Antipas, relacionada con la muerte de Juan el Bautista.


Relación con la muerte de Juan el Bautista

Según los evangelios sinópticos, Juan el Bautista reprobó el matrimonio de Herodes Antipas y Herodías, hija de su medio hermano Aristóbulo, la cual antes había estado casada con su otro medio hermano Herodes Filipo II, lo cual no era lícito según la ley judía. A causa de esto, Herodes Antipas mandó a encerrar al profeta en un calabozo, pero no lo mandaba a matar por temor a las protestas del pueblo. El día del cumpleaños de Herodes, sin embargo, en medio de una fiesta con los principales de Galilea presentes, Salomé realizó una danza para él, la cual agradó tanto al rey que este le permitió, bajo juramento, que le pidiese como regalo lo que quisiera. Aconsejada por su madre, Salomé pidió la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja de plata. Como había dado su palabra, Herodes Antipas lo mandó a decapitar, y un guardia se encargó de entregarle la cabeza a Salomé como la había pedido, quien a su vez se la entregó a su madre (Mateo 14:1-12, Marcos 6:14-29 y Lucas 9:7-9).

Identificación

En el Nuevo Testamento, Salomé no es mencionada por su nombre; sólo se hace referencia a ella como la “hija de Herodías” (Marcos 6:22). Su nombre ha llegado hasta nosotros gracias a las Antigüedades Judías, de Flavio Josefo (libro XVIII, capítulo 5,4):

“Herodías, [...] quien tuvo una hija, Salomé; después de su nacimiento, Herodías [...] se divorció de su esposo mientras aún estaba vivo, y se casó con Herodes, hermano de su esposo por línea paterna, él era tetrarca de Galilea; pero Salomé se casó con Herodes Filipo el hijo de Herodes y tetrarca de Traconítide, quien murió sin descendencia, se casó con Aristóbulo hijo de Herodes I y hermano de Agripa; de este matrimonio, tuvieron tres hijos, Herodes Agripa, y Aristóbulo”.

Por tanto, el primer marido de Herodías fue Herodes Filipo I (27 a. de C.), hijo de Mariamna II, quien no debe confundirse con primer marido de Salomé, hijo de Cleopatra de Jerusalén, Herodes Filipo II, tetrarca de Traconítida e Iturea, su medio hermano y a la vez medio hermano menor de Herodes Antipas, tetrarca de Galilea e hijo de Maltaké. [Biblia de Jerusalén: 1323, n.14.3; 1681. Bilbao: Desclée de Brower, 1971.]

Salomé en las artes

La pintura, la literatura, el teatro, la ópera, el cine y la música popular de casi todos los siglos han sido pródigos en la utilización de la figura de Salomé como tema para sus argumentos. Esto habla fuerte y claro acerca de la importancia que el mundo le asigna a los personajes oscuros, nebulosos y turbios que la Escritura menciona sólo circunstancialmente. 

Pensamientos finales

Salomé une su fama a la de otras dos mujeres perdidas mencionadas por la Biblia: Dalila y Jezabel. Al igual que estas dos, Salomé se prestó como instrumento en las manos de Satanás para provocar la muerte de un siervo de Dios. La paga del pecado es la muerte, y nadie se burlará de Dios. La falta de fe y discernimiento espiritual de Salomé la llevó a oponerse a Dios mismo en la persona de Juan el Bautista. En esta vida de sombras y apariencias, no podemos ver ni a Dios ni a Satanás detrás de los eventos, las situaciones, las circunstancias y las personas que aparecen en nuestro camino. Pero Uno o el otro siempre están ahí. ¡Ay de los ciegos espirituales que no los pueden ver! Su destino es la caída, o, pero aún, la perdición eterna. En el caso de Salomé, como en el de toda su familia, no hay ni una sola referencia bíblica ni histórica que nos haga pensar que recibió la salvación eterna, cuando estuvo tan cerca de ella. El Señor Jesús murió como sacrificio por nuestro pecado. Cuando le recibimos como Salvador, nos perdona nuestro pecado. Este es el Salvador que anunciaba Juan el Bautista, el hombre cuya cabeza Salomé pidió se la trajeran en un plato. 

Salomé fue lo opuesto a lo que Dios quiere que una mujer sea. Ella fue una hija influenciada fuertemente por su madre, pero la poderosa influencia de esta fue para el mal y no para el bien. ¡Qué diferente podría haber sido la historia de Salomé si hubiera tenido un ápice de fe y de temor a Dios! 

Hay muchas mujeres que viven hoy día que son como Salomé. Sin saberlo ni creerlo, desafían a Dios, odian y hacen daño al pueblo de Dios. Se transforman en enemigas del Señor sólo por el hecho de no creer en Él. 2 Tesalonicenses 1:7-9, dice lo que les ocurrirá a los que se burlan de Dios y que rechazan las buenas nuevas acerca de su hijo: “Y a vosotros que sois atribulados, daros reposo con nosotros, cuando se manifieste el Señor Jesús desde el cielo con los ángeles de su poder, en llama de fuego, para dar retribución a los que no conocieron a Dios, ni obedecen al evangelio de nuestro Señor Jesucristo; los cuales sufrirán pena de eterna perdición, excluidos de la presencia del Señor y de la gloria de su poder”.

Estoy segura de que estamos de acuerdo que nos gustaría ser la mujer que Dios quiere que seamos. La vida de Salomé debe hacernos pensar en cuanto a nuestro propio compromiso, primero con el Señor Jesús y segundo nuestra familia.

Temas de discusión
  • ¿Cuál fue el pecado de Salomé?
  • Describe tres características de Salomé
  • ¿Por que le agradó ella a Herodes?
  • Señala tres lecciones que podemos aprender de la vida de Salomé.
  • ¿Cuál será el fin de aquellos que, como Salomé, desafíen a Dios?