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30. HULDA—UNA MUJER QUE DIJO LA VERDAD

Las mujeres nos expresamos de diversas maneras. Nuestro estilo de vida, nuestra ropa y nuestras acciones tienen algo que comunicar acerca de nosotras a aquellos que nos rodean. Nos expresamos mayormente con palabras, pero el silencio puede ser también una forma de hacerles conocer a otros nuestros sentimientos.

Las mujeres de la Biblia que tuvieron mayor influencia sobre quienes estaban a su alrededor, fueron mujeres que vivían cerca de Dios, respetaban su Palabra y hablaban con autoridad en su nombre. Se ganaron el derecho de ser oídas debido a su naturaleza espiritual.

Los antecedentes de Hulda

Hulda era de este tipo de mujeres. Junto con Débora y María, fue una de las pocas mujeres en el Antiguo Testamento que ocuparon cargos de autoridad. Era la esposa del encargado del guardarropa real y vivió en Jerusalén durante el reinado del rey Josías. 

El rey Josías comenzó su reinado sobre el reino de Judá cuando tenía apenas ocho años de edad. Su abuelo y su padre habían sido reyes perversos. Josías en cambio desde el principio de su reinado, fue diferente. Nuestro estudio acerca de Hulda comienza en 2 Reyes 22:1-2:

1 Cuando Josías comenzó a reinar era de ocho años, y reinó en Jerusalén treinta y un años. El nombre de su madre fue Jedida hija de Adaía, de Boscat.

2 E hizo lo recto ante los ojos de Jehová, y anduvo en todo el camino de David su padre, sin apartarse a derecha ni a izquierda.

Nótese que se llama a David “el padre de Josías”. Eso es por la forma en que los Hebreos establecían la relación de padre-hijo. Podían pasar cientos de años y hasta varias generaciones entre dos hombres que pertenecieran a la misma línea de parentesco y el antepasado era aún llamado padre del descendiente. Por ejemplo, en Mateo 1:1 dice que el Señor Jesucristo es hijo de David e hijo de Abraham. Pero, como sabemos, David vivió mil años antes que el Señor Jesús y Abraham 2.000. Así es que Josías era hijo de David porque estaba en el linaje real.

El reinado de Josías

Cuando llevaba 18 años de reinado, el rey Josías le dio instrucciones a un escriba y a otros hombres para que fueran al templo, a la casa del Señor. Los hombres deberían preguntarle al sumo sacerdote Hilcías cuánto dinero había disponible, luego entregárselo a carpinteros, constructores y albañiles para comprar materiales y reparar el templo. Durante el proceso de reparaciones, Hilcías le dijo al escriba Safán: “He encontrado el libro de la ley en la casa del Señor”. Se estaba refiriendo, por supuesto, al Libro de la Ley que le había sido dado a Moisés muchos años atrás. El escriba Safán primero leyó el libro, luego le llevó el Libro al rey y se lo leyó. Encontramos la reacción del rey Josías en 2 Reyes 22:11-13:

11 Y cuando el rey hubo oído las palabras del libro de la ley, rasgó sus vestidos.

12 Luego el rey dio orden al sacerdote Hilcías, a Ahicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías siervo del rey, diciendo:

13 Id y preguntad a Jehová por mí, y por el pueblo, y por todo Judá, acerca de las palabras de este libro que se ha hallado; porque grande es la ira de Jehová que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no escucharon las palabras de este libro, para hacer conforme a todo lo que nos fue escrito.

El rey Josías reconoció de inmediato la gravedad de la situación moral y espiritual de la nación. Era aún muy joven, tenía sólo veintiséis años de edad, pero era un gobernante sabio.

El rey recibe consejo divino

El rey sabía que no tenía todas las respuestas así que pidió consejo. En esos tiempos vivían dos reconocidos profetas, Jeremías y Sofonías. Pero por motivos que no se mencionan en el texto, el sumo sacerdote y los otros hombres no acudieron a esos profetas por consejo. En cambio, fueron donde una profetisa llamada Hulda. Retomamos la historia en 2 Reyes 22:14-17.

14 Entonces fueron el sacerdote Hilcías, y Ahicam, Acbor, Safán, y Asaías, a la profetisa Hulda, mujer de Salúm, hijo de Ticva, hijo de Harhas, guarda de las vestiduras, la cual moraba en Jerusalén en la segunda parte de la ciudad, y hablaron con ella. 

15 Y ella les dijo: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Decid al varón que os envió a mi:

16 Así dijo Jehová: He aquí yo traigo sobre este lugar, y sobre todos los que en el moran, todo el mal de que habla este libro que ha leído el rey de Judá;

17 Por cuanto me dejaron a mí, y quemaron incienso a dioses ajenos, provocándome a ira con toda la obra de sus manos; mi ira se ha encendido contra este lugar, y no se apagará.

Puesto que toda la nación de Israel ya vivía de manera pecaminosa cuando Josías asumió el poder, Hulda tuvo que tener mucho coraje para hacer semejante advertencia. Cuando leemos otros versículos de la Palabra de Dios nos enteramos que muchos profetas u otros hombres que se expresaron en nombre de Dios, fueron odiados y hasta asesinados. Por ejemplo, cuando Elías predijo una sequía, el rey Acab estaba tan enojado que Elías tuvo que esconderse para salvar su vida. En este contexto, nos encontramos con que Hulda por su amor y devoción al Señor expresó la verdad sin temor. Le dijo a los hombres que le dijeran al rey lo que Dios decía. Y enfáticamente dijo “Así ha dicho Jehová”.

Leyendo 2 Reyes 22:18-20, vemos que el rey Josías reconoció la necesidad de corregir la vida pecaminosa de su nación. Por la reacción de Josías, Hulda le habló al rey acerca de la compasión y el perdón de Dios:

18 Mas al rey de Judá que os ha enviado para que preguntaseis a Jehová, diréis así: Así ha dicho Jehová el Dios de Israel: Por cuanto oíste las palabras del libro, 

19 y tu corazón se enterneció, y te humillaste delante de Jehová, cuando oíste lo que yo he pronunciado contra este lugar y contra sus moradores, que vendrán a ser asolados y malditos, y rasgaste tus vestidos, y lloraste en mi presencia, también yo te he oído, dice Jehová.

20 Por tanto, he aquí yo te recogeré con tus padres, y serás llevado a tu sepulcro en paz, y no verán tus ojos todo el mal que yo traigo sobre este lugar. Y ellos dieron al rey la respuesta.

El sumo sacerdote y los otros hombres le llevaron al rey el mensaje de Hulda. Esto demuestra el respeto que le tenían a Hulda. Ellos podrían haber dicho: “A lo mejor no le guste al rey lo que dijo Hulda que ocurrirá, mejor busquemos a otro para que le de las malas noticias”. O podrían haber tratado de conseguir una profecía más favorable de alguna otra fuente.

La reacción de Josías

Cuando el rey oyó el mensaje que Dios le habló a través de Hulda, convocó a toda la gente—desde el más importante hasta el más insignificante—en la casa del Señor. Le leyó todo el libro de la ley a la congregación. Y para dar el ejemplo, Josías hizo una promesa pública de obedecer a Dios. La gente se unió con él en un solemne pacto ante Dios de seguir al Señor y guardar sus mandamientos y decretos con todo su corazón y su alma.

En un período de crisis en el reino de Judá, fue una mujer, Hulda, que tenía una comunión tan estrecha con Dios, quien estaba en condiciones de hablar en su nombre. Tuvo el coraje de hacerlo con honestidad. Por medio de Hulda, el rey se enteró de lo que él y su nación debían hacer a fin de evitar el juicio y el castigo que se merecían.

Pensamiento finales

La confianza de Hulda estaba en el Señor. Y Dios continúa usando a las mujeres de hoy para que expresen la verdad sin temor, poniendo su confianza en el Señor. El antepasado del rey Josías, David conoció por experiencia propia el coraje que se obtiene confiando de tal modo en el Señor. Escribió estos versos en el Salmo 27:1 y 27:14: “Jehová es mi luz y mi salvación; ¿De quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿De quién he de atemorizarme?... Aguarda a Jehová; Esfuérzate, y aliéntese tu corazón; Sí, espera a Jehová”.

Pídele a Dios hoy mismo que te ayude a vivir confiando en Él y a defender la verdad y la justicia.

Temas de discusión

  • Describe los antecedentes de Hulda y los tiempos en los que vivió.
  • ¿Qué clase de rey era Josías?
  • ¿Por qué respetó el consejo de Hulda?
  • ¿De qué modo demostró coraje Hulda? 
  • ¿De qué manera es Hulda un ejemplo de buen liderazgo?
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