Esta es la historia de una mujer que por su hospitalidad hacia el profeta de Dios, Elías, vio transformarse su pena en alegría.
En su Palabra, Dios a veces nos indica claramente los nombres y antecedentes de la gente acerca de la cual leemos, pero en otros casos, como el de esta mujer, no nos dice nada acerca de ellas. Sin embargo, su fe y sus acciones se registran porque Dios sabía que necesitábamos estas lecciones.
El escenario
Dios le había dicho a su pueblo que si le obedecía, lo bendeciría. Si fallaban en su obediencia, le retiraría su bendición. Y una bendición que le podría negar era la lluvia para sus cultivos.
Durante el reinado de Acab y Jezabel, los más malvados reyes de Israel, la condición espiritual de la nación era terrible. Elías, el profeta de Dios, se presentó ante el rey, anunciándole que no llovería más hasta que él, Elías, lo ordenara. Esto significaba que el hambre cubriría la nación. Elías corrió y se escondió tal como Dios le había indicado.
La provisión de Dios para Elías
En primer lugar, Dios proveyó milagrosamente para Elías al enviarle a un arroyo oculto. Pero el arroyo se secó. Entonces Dios le dijo al profeta que se dirigiera a Sarepta, una ciudad extranjera en el Mediterráneo, adonde una viuda lo cuidaría. Esta historia se encuentra en 1 Reyes 17:9-10. El Señor le dijo a Elías:
9 Levántate, vete a Sarepta de Sidón, y mora allí; he aquí yo he dado orden allí a una mujer viuda que te sustente.
10 Entonces él se levantó y se fue a Sarepta. Y cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña; y él la llamó, y le dijo: Te ruego que me traigas un poco de agua en un vaso, para que beba.
Dios había ordenado que la viuda ayudara a Elías, aunque ella vivía en una nación que rendía culto a ídolos. No sabemos si esta viuda conocía personalmente a Dios, pero ciertamente sabemos que ella le conoció después que Elías se quedó en su casa.
La necesidad de la viuda
Cuando el profeta conoció a la viuda, ella estaba juntando leña para cocinar la última comida para ella y para su hijo. Ponte tú en su lugar. ¿Cómo hubieras reaccionado ante un extraño que llega a tu casa pidiendo agua y alimento cuando hacía meses que no llovía? ¿Cuán dispuesta hubieras estado a ser hospitalaria?
La mujer sabía que no estaba en condiciones de alimentar a un huésped. Sin embargo, no rechazó a Elías. Leemos su reacción en 1 Reyes 17:11-16.
11 Y yendo ella para traérsela, el la volvió a llamar, y le dijo: Te ruego que me traigas también un bocado de pan en tu mano.
12 Y ella respondió: Vive Jehová tu Dios, que no tengo pan cocido; solamente un puñado de harina tengo en la tinaja, y un poco de aceite en una vasija; y ahora recogía dos leños, para entrar y prepararlo para mi y para mi hijo, para que lo comamos, y nos dejemos morir.
13 Elías le dijo: No tengas temor; vé, has como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ce niza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo.
14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá hasta el día en que le- hová haga llover sobre la faz de la tierra,
15 Entonces ella fue e hizo como le dijo Elías; y comió él, y ella y su casa, muchos días.
16 Y la harina de la tinaja no escaseó, ni el aceite de la vasija menguó, conforme a la palabra que Jehová había dicho por Elías.
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La necesidad suplida
Por su fe esta mujer “fue e hizo como Dios le dijo” a través de Elías. Dios cumplió con su promesa de proveer la harina y el aceite. ¿Te imaginas el cambio que significó tener al profeta de Dios en su casa? Todas las preocupaciones de la viuda sobre la provisión de alimento para ella y su hijo fueron eliminadas. Estoy segura de que con el transcurrir de los días y los meses la viuda y su hijo deben haber aprendido mucho acerca de Dios. Probablemente habrán llegado a sentirse muy seguros teniendo a Elías en su casa.
La crisis
Pero un día, el hijo de la viuda se enfermó y murió. Nuevamente la vida de la viuda se hundió en la desesperación. Primero, había perdido a su marido; después, por la hambruna, no tenía comida para su hijo. Dios había satisfecho esa necesidad a través de Elías. Ahora su hijo estaba muerto. En su dolor, la viuda enfurecida acusó a la presencia del profeta de causar la muerte de su hijo. Posiblemente la viuda haya tenido conciencia de su propio pecado cuando el profeta le hablaba sobre Dios, inmediatamente asoció la muerte de su hijo con el juicio por sus pecados (1 Reyes 17:18). Elías no trató de responder a la acusación de la mujer. En cambio le habló amablemente, como leemos en 1 Reyes 17:19-24:
19 El le dijo: Dame acá tu hijo. Entonces el lo tomó de su regazo, y lo llevó al aposento donde el estaba, y lo puso sobre su cama.
20 Y clamando a Jehová, dijo: Jehová Dios mío, ¿aún a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciéndole morir su hijo?
21 Y se tendió sobre el niño tres veces, y clamó a Jehová y dijo: Jehová Dios mío, te ruego que hagas volver el alma de este niño a él.
22 Y Jehová oyó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a él, y revivió.
23 Tomando luego Elias al niño, lo trajo del aposento a la casa, y lo dio a su madre, y le dijo Elías: Mira, tu hijo vive.
24 Entonces la mujer dijo a Elías: Ahora conozco que ti eres va rón de Dios, y que la palabra de Jehová es verdad en tu boca.
Debe haber sido muy duro para una madre afligida tener que esperar abajo. El tiempo debe haberle parecido interminable. Pero esperó y de nuevo presenció un milagro. Al final de la historia, ella sabía sin duda que su huésped había sido enviado por Dios.
El ejemplo de la mujer
Al aproximarse el fin de la sequía, Elías tuvo que marcharse. Tenía que anunciar que pronto llovería otra vez. No leemos ni oímos nada más acerca de la viuda de Sarepta y su hijo en el Antiguo Testamento. Pero un día, mientras el Señor Jesús estaba enseñando en una sinagoga de su pueblo, usó el ejemplo de la hospitalidad de la viuda. Lucas 4:24-26 cita al Señor diciendo:
24 Y añadió: De cierto os digo, que ningún profeta es acepto en su propia tierra
25 Y en verdad os digo que muchas viudas había en Israel en los días de Elías, cuando el cielo fue cerrado por tres años y seis meses, y hubo una gran hambre en toda la tierra:
26 pero a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino a una mujer viuda en Sarepta de Sidón.
Por medio de esta ilustración Jesús enseñaba que así como la viuda, una gentil, fue generosa con el profeta de Dios, también él, Jesús, fue aceptado en sus vidas y corazones por los gentiles, siendo rechazado a la vez por su propia gente.
Pensamientos finales
La hospitalidad es un ministerio importante para las mujeres. El apóstol Pablo incluye a la hospitalidad como parte de las obligaciones de la iglesia en Romanos 12:13: “Compartiendo para las necesidades de los santos; practicando la hospitalidad”.
Pablo también incluye a la hospitalidad en el estilo de vida de quien califique como pastor (u obispo) de la iglesia. “El obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar” (1 Timoteo 3:2).
La hospitalidad—abrir con amor cristiano el hogar a los demás—es un ministerio que las mujeres le pueden ofrecer a otras mujeres, las familias a otras familias, o las parejas a otras parejas. Ser hospitalario es una forma maravillosa de mostrar el amor de Cristo a los conocidos y desconocidos. Hebreos 13:2 ordena: “No os olvidéis de la hospitalidad, por que por ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles”.
La hospitalidad no solo beneficia a la mujer que la practica, sino que todo su hogar se beneficia. 1 Pedro 4:9 declara: “Hospedaos unos a otros sin murmuraciones”.
Nota: Nos nos olvidemos de contextualizar esta enseñanza. En los tiempos tanto del Antiguo como del Nuevo Testamento, en el Medio Oriente, ser hospitalaria como la viuda de nuestro estudio era cuestión de vida o muerte para el alma necesitada, en especial en tiempos inusualmente difíciles. Hoy en día, en cambio, vivimos en los últimos tiempos. Muchos lobos disfrazados de ovejas andan entre el rebaño. Sensatez, prudencia y sabiduría deben ser cultivadas todo el tiempo y aplicadas siguiendo la inequívoca dirección del Señor.
Temas de discusión
- ¿Por qué fue Elías a Sarepta?
- Menciona dos maneras en que la fe de la mujer fue puesta a prueba.
- ¿En qué la benefició ser hospitalaria?
- ¿Qué dijo Jesús acerca de ella?
- Menciona tres modos de seguir el hospitalario ejemplo de la viuda.