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14. NOEMÍ—UNA SUEGRA SABIA

Noemí fue una mujer judía que vivió hace más de 1,000 años antes de Cristo. Su historia, junto con las de su nuera gentil llamada Rut, está en el libro de Rut. Este libro del Antiguo Testamento nos da mucha in formación acerca de la cultura y el estilo de vida de la gente de aquel tiempo.

Noemí: su vida y familia

Noemí, vivía con su esposo en el pequeño pueblo de Belén de Judá, una provincia de la nación de Israel. En esa época, Israel era gobernada por una serie de jueces, que habían sido escogidos por Dios para dirigir a los israelitas. Se produjo una gran escasez de alimento que forzó al esposo de Noemí a mudarse con su esposa y sus dos hijos a la tierra de Moab, un país vecino que no adoraba al verdadero Dios.

La vida de Noemí no fue fácil en Moab. Había tenido que abandonar su tierra natal y vivir en un país extranjero. Era una mujer que amaba sinceramente a Dios y a su gente y respetaba sus leyes y tradiciones. Pero ahora ella estaba lejos de todo aquello. Si alguna vez te has mudado y has tenido que establecerte en un lugar nuevo, puedes identificarse fácilmente con lo que habrá experimentado Noemi. Como si no bastase con ello, el marido y los hijos de Noemi murieron. Leemos la historia en Rut 1:3-5.

3 Y murió Elimelec, marido de Noemí, y quedo ella con sus dos hijos,

4 los cuales tomaron para si mujeres moabitas; el nombre de una era Orfa, y el nombre de la otra, Rut; y habitaron allí unos diez años. 

5 Y murieron también los dos, Mahlon y Quelión, quedando así la mujer desamparada de sus dos hijos y de su marido.

La vida de Noemí se llenó de dolor. No solamente tenía que proveer para su propio sustento, sino que ahora también tenía dos nueras que eran viudas. Tal vez se consolaron mutuamente pero Orfa y Rut eran moabitas y no compartían la fe de Noemi en Dios.

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Noemí regresa a Belén

Después de la muerte de sus hijos, Noemí se enteró de que la hambruna de la gente de Judá había cesado. No había razón para quedarse en Moab así que decidió regresar a Belén. Sus dos nueras partieron con ella. A mitad del camino, Noemi se detuvo y les rogó a sus nueras que volvieran a sus hogares.

Es evidente que estas mujeres estaban más apegadas a su suegra que a su propia gente. Esto demuestra que Noemí era una mujer piadosa y una buena suegra. Las nueras estaban dispuestas a abandonar su país e irse con Noemí a su tierra. El testimonio de Noemi acerca de Dios debe haber sido muy claro.

Según la ley, un hombre podía casarse con la viuda de su hermano si esta no tenía hijos. De ese modo, la mujer produciría un heredero para la familia. Noemí sabía que era muy vieja para tener más hijos para proveerles esposos a sus nueras. No había modo que ella pudiera darles un hogar o maridos. Si se quedaban en Moab, probablemente podrían casarse y tener hijos. Así que aun cuando Noemí amaba a las dos jóvenes mujeres, les rogó que retornaran a sus casas porque no podía proveerles para sus necesidades.

Vemos la sabiduría de Noemí al urgirles a Orfa y a Rut que se quedaran en Moab. Noemi sabía lo que significaba ser extranjera en una tierra desconocida. Ella había vivido esa experiencia cuando se mudó a Moab. También sabía que si sus nueras se quedaban, ella se quedaría sola. Pero su amor por sus nueras era mayor que sus propias necesidades, y ella deseaba lo mejor para ellas. Debe haber sido un cuadro triste ese día en el camino a Belén, como vemos en Rut 1:8, 14, 16-18:

8 Y Noemí dijo a sus dos nueras: Andad, volveos cada una a la casa de su madre; Jehová haga con vosotros misericordia, como la habías hecho con los muertos y conmigo.

14 Y ellas alzaron otra vez su voz y lloraron; y Orfa besó a su suegra, mas Rut se quedó con ella.

16 Respondió Rut: No me ruegues que te deje, y me aparte de ti: porque a dondequiera que tú fueres, iré yo, y dondequiera que vivieres, viviré. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios mi Dios. 

17 Donde tu murieres, moriré yo, y allí seré sepultada; así me haga Jehová, y aun me añada, que solo la muerte hará separación entre nosotros dos.

18  Y viendo Noemí que estaba tan resuelta a ir con ella, no dijo más.

Rut 1:19-21 cuenta los acontecimientos del regreso:

19 Anduvieron, pues, ellas dos hasta que llegaron a Belén; y aconteció que habiendo entrado en Belén, toda la ciudad se conmovió por causa de ellas, y decían: ¿No es ésta Noemi? 

20 Y ella les respondía: No me llaméis Noemi, sino llamadme Mara; porque en grande amargura me ha puesto el Todopoderoso. 

21 Yo me fui llena, pero Jehová me ha vuelto con las manos vacías. ¿Por qué me llamaréis Noemí, ya que Jehová ha dado testimonio contra mí, y el Todopoderoso me ha afligido?

La gente de Belén estaba asombrada con el cambio que se había operado en Noemí. Imagínese cómo se debe haber sentido Rut al escuchar lo que se decía acerca de su suegra. Nuevamente observamos la sabiduría de Noemí. Admitió que era una mujer diferente. No trató de ocultarlo. No leemos palabras de crítica, solo el reconocimiento del cambio que se había producido en su vida.

La vida en Belén

Noemí y Rut se establecieron en Belén. Eran muy pobres, Rut, por ser la más joven, se fue a trabajar en el campo. Noemí siempre le daba sabios consejos a su nuera.

Estudiaremos más acerca de Rut en el próximo capítulo. Gracias a la hermosa relación que existía entre Noemí y Rut, como suegra y nuera, Noemí pudo guiar a Rut a dar los pasos apropiados para conseguir un marido, de acuerdo con la ley judía. Este marido, llamado Booz, era pariente de la familia del marido de Noemí así que podía cumplir con la obligación familiar para con Rut. Imagínese la felicidad de Noemí cuando fue abuela. Pensaba que había perdido a toda su familia, pero a través de Rut y Booz, su vida estaba nuevamente plena.

Pues bien, Rut y Booz llamaron a su hijo Obed, quien a su vez tuvo un hijo llamado Isaí, que fue el padre del rey David. Si vemos la genealogía del primer capítulo de Mateo, encontramos a Rut, una mujer Moabita, no solamente en el linaje de David, sino también en el linaje del Mesías Jesucristo.

Noemí constituye un hermoso ejemplo para las mujeres de hoy. Era una suegra amorosa y sabia que cuidó a sus nueras. Seguro que Noemí también veló por su nieto, enseñándole las verdades acerca del Dios que había sido tan bueno con ella.

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Pensamientos finales

¿Qué clase de relación mantienes con tu suegra o con tu nuera? Si no estás casada, ¿cómo es tu relación con tu madre? ¿Es una relación de amor y comunicación abierta? ¿Demuestras un testimonio vivo de tu fe personal en Jesucristo como tu Salvador? Como creyentes en Jesucristo, debemos querer a los demás y demostrarles amor. La palabra griega que se usa en la Biblia y que se traduce como “amor” en castellano es literalmente “caridad”. No es algo que necesariamente sentimos, sino que demostramos de manera práctica, considerando las necesidades de nuestro prójimo. 1 Juan 4:7-8 habla de ese amor:

7 Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 

8 El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor.

Este pasaje puede ser parafraseado más correctamente de esta manera: 

7 Amados, seamos considerados los unos a otros; porque la caridad es de Dios. Todo aquel que muestra consideración por las necesidades de su prójimo, es nacido de Dios, y conoce a Dios. 

8 El que no muestra consideración por las necesidades de su prójimo, no ha conocido a Dios; porque Dios muestra preocupación por las necesidades de sus hijos.

Temas de discusión

  • Señale dos problemas básicos que enfrentó Noemí. 
  • ¿Por qué Noemí les dijo a sus nueras que se volvieran a Moab?
  • ¿Por qué tenían Rut y Noemí una relación tan estrecha?
  • ¿Cuál es la virtud de Noemí que tú más admiras? 
  • ¿Qué alegrías vinieron a la vida de Noemí?

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