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10. RAHAB—LA PROSTITUTA TRANSFORMADA

Muchas mujeres han vivido experiencias y acontecimientos en el pasado que provocan problemas en su vida actual. Puede ser una niñez difícil o un marido que abandonó el hogar, quizás el fracaso en el trabajo, o la muerte de un ser querido. Si quienes han sufrido esas difíciles experiencias permiten que la amargura o el rencor crezcan en sus corazones, verán retardarse su crecimiento y desarrollo espiritual, o peor aún, paralizarse y hasta morir completamente.

La Palabra de Dios nos cuenta la historia de Rahab como ilustración de una vida totalmente transformada. Después que confió en el Dios de Israel, todo su pasado fue perdonado y aun físicamente destruido. Por la fe, Rahab ingresó en una vida victoriosa.

Rahab hace una elección

La historia de Rahab la localizamos en Josué capítulo 2. Antes de conquistar la tierra que Dios le había prometido a su pueblo elegido, Josué envió a dos espías para que exploraran la ciudad de Jericó. Estos hombres encontraron alojamiento en una casa en las murallas de la ciudad, adonde vivía una ramera llamada Rahab. La Biblia no nos dice por qué estos espías fueron a su casa, pero sí nos dice que ella los protegió al esconderlos en el techo.

Entre el tiempo en que los espías llegaron a la casa de Rahab y el tiempo en que el rey de Jericó se enteró de su presencia en la ciudad, Rahab debe haber hecho su confesión de fe en el verdadero Dios a estos espías. Ella conocía perfectamente lo que les había ocurrido después de abandonar Egipto. Rahab confiaba en el Dios de Israel y probó su fe al arriesgar su vida ayudando a espías que eran enemigos de Jericó.

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Rahab demuestra su fe con sus obras 

Aun cuando estaban en territorio enemigo, los espías compartieron su fe con Rahab. Dios honró su audacia y usó a Rahab para que les ayudase de dos maneras:

  • Les salvó la vida a los espías. 
  • Les animó en su fe al comentarles acerca de la reputación del pueblo de Dios.

Josué 2:9 y 2:24 nos dicen cómo se extendió la noticia y animaron al mismo Josué:

9 Sé que Jehová os ha dado esta tierra; porque el temor de vosotros ha caído sobre nosotros y todos los moradores del país ya han desmayado por causa de vosotros.

24 Y dijeron a Josué: Jehová ha entregado toda la tierra en nuestras manos; y también todos los moradores del país desmayan delante de nosotros.

Rahab fue salvada por su fe en el verdadero Dios, pero demostró esta fe a través de su acción de salvar las vidas de los espías. El Nuevo Testamento habla de la fe de Rahab en Santiago 2:25-26: “Asimismo también Rahab, la ramera, ¿no fue justificada por obras, cuando recibió a los mensajeros y los envió por otro camino? Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto, así también la fe sin obras está muerta”.

Hebreos 11, que es considerado el gran capítulo de la fe de la Biblia, habla acerca de la fe de Rahab en el versículo 31: “Por la fe Rahab, la ramera, no pereció juntamente con los desobedientes, habiendo recibido a los espías en paz”.

La recompensa inmediata de Rahab

A cambio de ayudar a los espías, Rahab pidió que no la matasen a ella ni a su familia. Los espías así lo prometieron. Rahab los ayudó a escapar a través del muro de la ciudad, asidos a una cuerda atada a su ventana. Los espías le dijeron que atara una cuerda roja a la ventana. Prometieron que quienquiera que estuviera en la casa, se salvaría. En Josué 6:21-25, se describe lo que ocurrió cuando tuvo lugar la batalla de Jericó:

21 Y destruyeron a filo de espada todo lo que en la ciudad había; hombres y mujeres, jóvenes y viejos, hasta los bueyes, las ovejas y los asnos.

22 Más Josué dijo a los dos hombres que hablan reconocido la tierra: entrad en casa de la mujer ramera y haced salir de allí a la mujer y a todo lo que fuere suyo, como lo jurasteis.

23 Y los espías entraron y sacaron a Rahab, a su padre, a su madre, a sus hermanos y a todo lo que era suyo y también sacaron a toda su parentela y los pusieron fuera del campamento de Israel.

24 Y consumieron con fuego la ciudad y todo lo que en ella había; solamente pusieron en el tesoro de la casa de Jehová la plata y el oro y los utensilios de bronce y de hierro. 

25 Más Josué salvo la vida a Rahab, la ramera, y a la casa de su padre, y a todo lo que ella tenía; y habitó ella entre los israelitas hasta hoy por cuanto escondió a los mensajeros que Josué habla enviado a reconocer a Jericó.

Pensamientos finales

La fe de Rahab y su vida completamente cambiada nos debieran hacer pensar en nuestras propias vidas. Su fe debe haber sido tan real que toda su familia creyó su historia. Estaban todos con ella en la casa cuando los muros de Jericó se derrumbaron. Rahab, lógicamente, perdió a todas sus amistades y se convirtió en una extranjera en el campamento de Israel, pero Dios premió su fe. Físicamente salvó su vida. Espiritualmente sus obras probaron su fe y Dios la declaró justa (Santiago 2:25)- Más aún, el nombre de Rahab se incluye la lista de antepasados del Señor Jesús (Mateo 1:5). 

La vida de Rahab es un recordatorio de la gracia continua de Dios. Dios no espera hasta que seamos perfectas antes de que Él nos pueda usar. Él nos acepta tal como somos, sin importar nuestro pasado. Cuando declaramos nuestra fe, Dios ejecuta su plan.

Temas de discusión

  • Enumera tres modos específicos en los que Dios usó a Rahab. 
  • ¿Qué virtudes de la vida de Rahab desearías tener en tu vida? 
  • ¿Cómo cambiaron la vida y las circunstancias de Rahab?
  • ¿De qué modo ha cambiado Dios tu vida desde que aceptaste a Jesucristo como tu Salvador? 
  • ¿Cómo perciben los demás en tu vida el poder del perdón de Dios?

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