APOCALIPSIS 1:1-20
V. 1 - La revelación
del Señor Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas
que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su
siervo Juan - La revelación del Señor Jesucristo. Revelación=Apocalupsis (griego),
es decir que el velo es quitado por el Señor Jesucristo. Apocalipsis es también
conocido como un tipo de literatura del tipo de Daniel. Proviene del Señor
Jesucristo y quita el velo al plan de Dios para el mundo y especialmente para
sus siervos. Muestra lo que ocurre detrás de la escena, en el cielo. También
puede ser leída como la revelación de la persona del Señor Jesucristo, pero en
el contexto descrito aquí Dios le dio la revelación al Señor Jesús para que le
mostrara a sus siervos lo que pronto tendría lugar. Es la primera
interpretación la más probable (ver 22:16). Por cierto nos revela al Señor
Jesús como el Rey de reyes y Señor de señores, el Alfa y el Omega, el Cordero
que fue inmolado, y hay muchas más descripciones del Señor Jesús en el libro.
Nos da una descripción completa del Cristo glorificado en Su gloria celestial,
en tanto que los evangelios nos describen al Señor Jesús en Su humildad. Sin
Apocalipsis tendríamos una comprensión más pobre del Cristo glorificado. La
palabra Apocalupsis (quitar el velo) es también usada para la
segunda venida, lo que apunta a quitar aquello que obstruye ahora nuestra
visión de Cristo (1 Co. 1:7, 2 Ts. 1:7, 1 Pedro 1:7, 13, 4:13). Pablo recibió
su revelación del evangelio del Señor Jesucristo (Gá. 1:12). Apocalipsis nos
muestra a Cristo ahora, como Él es en Su gloria celestial y cuando Él venga
todo ojo verá Su gloria y poder celestial.
V.1b - que Dios le
dio, para manifestar a sus siervos - Este libro tiene la afirmación
más plena y explícita de autoría divina que cualquier libro de la Biblia. Por
lo tanto si fue Juan el apóstol que lo escribió o no es irrelevante. El autor
es Dios; Dios se lo dio al Señor Jesús, de la misma forma en que le da al Señor
Jesús el libro más adelante (5:7). Está escrito para sus siervos (¿todos los
cristianos?). La palabra griega para siervos significa esclavos. Siervo es una
expresión común en el Apocalipsis (ver 1:6, 2:20, 6:11, 7:3 y 7:15). Siervo, o
servir, es usado 19 veces en total. El libro está escrito para los siervos de
Dios; es decir, para sus santos, para mostrarnos lo que sucederá pronto y para
que no seamos sorprendidos por los eventos mundiales y la persecución en la que
el enemigo parece triunfar. 22:16 dice: "Yo Jesús he enviado mi ángel para
daros testimonio de estas cosas en las iglesias...". Daros es plural.
Finalmente el último versículo dice, "La gracia de nuestro Señor
Jesucristo sea con todos vosotros. Amén." Otras expresiones usadas para el
pueblo de Dios son hermanos y santos. Aquellos que sirven a Dios en la tierra
también lo servirán en el cielo (1:6, 5:10, 7:15, 22:3).
V.1c - las cosas que
deben suceder pronto - es decir "una crisis inminente" o
"las cosas que están a punto de suceder". La palabra griega para
"pronto", al igual que en Apocalipsis 22:7, 12, 20, destaca que esto
no significa "rápidamente" sino "en poco tiempo",
"pronto" - "el tiempo está cerca" (V.3). "Pronto"
en el sentido bíblico puede significar un tiempo humanamente largo. Por
ejemplo, "Vengo pronto", pero note que el V.3 dice que hay una
bendición para aquellos que guardan el mensaje de Apocalipsis "porque el
tiempo está cerca". Los eventos que describe el libro están a punto de
suceder. La frase "vengo pronto" abarca toda la era del evangelio, y
el libro de Apocalipsis hace lo mismo. La frase "las cosas que deben
suceder pronto" es repetida en Apocalipsis 22:6, y hay una versión
parecida en Apocalipsis 1:19 (ver también 4:1). Apocalipsis 4:1 indica que lo que
pronto sucederá es observado desde el cielo. Los eventos terrenales son
observados con una perspectiva celestial; esto da una visión importante de lo
que trata el libro. En 22:10 a Juan se le dice que no selle las palabras de la
profecía porque el tiempo está cerca. A Daniel se le dice que selle las
palabras en el libro hasta el tiempo del fin (Dn. 12:4). Por lo tanto el
Apocalipsis es relevante para todas las generaciones, desde el tiempo de las
siete iglesias hasta que venga el Señor Jesús de nuevo.
En la literatura escatológica
y apocalíptica, el futuro siempre es visto como inminente sin la necesidad de
un tiempo intermedio (cf. Lucas 18:8). En otras palabras "Pronto" no
descarta demoras o eventos intermedios, como lo sugiere el mismo Apocalipsis. En
el cap. 6 oímos el clamor de los santos martirizados: "¿Hasta cuándo,
Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre...?" Se les
dice que "descansen todavía un poco de tiempo" (vs. 10-11). Por lo
tanto, la "prontitud" significa inminencia en términos escatológicos.
La iglesia en cada era ha vivido siempre con la expectativa de la consumación
de todas las cosas en su tiempo.
V.1d - Y la declaró
enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan - Este es el método
por medio del cual lo hizo conocer a Juan; ángel significa mensajero. Las
palabras "la declaró" quieren decir "lo hizo significar" (semaino)
en griego, así que le vino a Juan en forma de señales (por ejemplo, 12:1, 12:3,
15:1). Esta referencia al ángel es repetida en los capítulos 22:6 y 22:16. Juan
es un profeta (22:9-10) y Dios está revelando Su plan y conocimiento de lo que
ocurrirá pronto a Juan (Am. 3:7) y Juan no debe guardárselo para él (22:10). El
capítulo 10 en el que el ángel poderoso le da a Juan el librito para que coma
puede entenderse como un ejemplo de un ángel dándole a Juan esta profecía,
porque a Juan se le dice que debe profetizar nuevamente sobre
muchas personas, naciones, lenguas y reyes (10:11). También puede notarse aquí
que el ángel tiene la apariencia de Cristo porque es el ángel de Cristo.
Compare Su apariencia en Apocalipsis 10:1 con la descripción de Cristo en
Apocalipsis 1:13-16. En Apocalipsis 17:1 un ángel le muestra a Juan el castigo
de la gran Ramera y en 21:9 un ángel le muestra a Juan la novia, la esposa del
Cordero.
V.2 - que ha dado
testimonio de la palabra de Dios, y del testimonio del Señor Jesucristo -
Juan ahora da su testimonio verificando la veracidad del libro. Lo que vio era
la palabra de Dios y el testimonio dado por el Señor Jesús (ver el versículo
anterior y 22:16) o el testimonio de quién es Jesús, es decir el Rey de reyes y
Señor de señores. Esta es también la razón por la que Juan estaba en la isla de
Patmos (V. 9), por la palabra de Dios y el testimonio del Señor Jesús.
Siguiendo del V. 1 en que se nos dice que el Apocalipsis proviene de Dios, se
nos dice que es la palabra de Dios así como el testimonio del Señor Jesucristo.
No es el producto de la mente de ningún hombre; la declaración de ser la
palabra de Dios lo hace el más importante de todos los libros en la Biblia. No
deberíamos, por tanto, poner el libro a un lado porque es difícil de entender,
ya que tiene un mensaje que es muy importante para los santos. Nos insta a ser
fieles aun hasta la muerte (2:10, 12:11) y declara la más alta Autoridad como
Su autoría. Los mártires de Apocalipsis 6:9 y Apocalipsis 20:4 fueron muertos
por (su obediencia a) la palabra de Dios y el testimonio del Señor Jesús que
habían mantenido.
Apocalipsis es el último libro
de la Biblia, tanto en su ubicación como que es el último en ser escrito.
Requiere de todas las secciones anteriores de la Biblia y ciertamente de su
mismo contenido para una cabal comprensión de su mensaje. En Juan 21:24, el
discípulo que escribió el evangelio de Juan testifica que su testimonio es
verdadero (ver también 19:35, 3 Juan 1:12 cf. Ap. 22:8). En Apocalipsis 22:16,
el Señor Jesús personalmente declara que le ha dado a Juan este testimonio y en
Apocalipsis 22:20 el Señor Jesús testifica de estas cosas, es decir testifica
de Su veracidad. En Apocalipsis 19:9 el ángel le dice a Juan "Estas son
palabras verdaderas de Dios" y en Apocalipsis 22:6 el ángel le dice a Juan
"Estas palabras son fieles y verdaderas. Y el Señor, el Dios de los
espíritus de los profetas, ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las
cosas que deben suceder pronto." El punto de esto es confirmar vez tras
vez con la Autoridad más alta que estas cosas son ciertas porque los siervos de
Dios necesitan estar preparados para morir por su fe; la verdad de estas
palabras son de suprema importancia. Si no hay ningún cielo nuevo ni tierra
nueva y no hay lago de fuego, ¿para qué molestarse en morir por la fe que uno
tiene?
V. 3 - Bienaventurado
el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas
en ella escritas; porque el tiempo está cerca - Esta es la primera de
7 bendiciones en el libro. Al decir "lee" quiere decir leer en voz
alta. Las cartas a las iglesias eran para ser leídas en voz alta; ésta era una
práctica común en la iglesia primitiva (Col. 4:16, 1 Ts. 5:27). El que
lee es singular, en tanto que los que oyen y guardan es
plural, significando el resto de la iglesia. Al decir esta profecía significa
todo el libro, y no sólo una parte de él (ver también 22:7, 22:18). Esto nos
previene contra la idea de que la iglesia no estará aquí desde el capitulo
cuatro hasta el capítulo veinte y que no necesita guardar esa parte del libro.
El "tiempo está cerca" implica que lo que está escrito es útil para
todas las generaciones de la iglesia, no sólo para aquellos para quienes fue
escrito. Esto significa que no debe aplicarse sólo a la generación de Juan o a la
generación que esté viva cuando vuelva
el Señor Jesús, sino que se aplica al pueblo de Dios a través de todas las
generaciones. Esto está confirmado por la historia de la iglesia, en la que
creyentes de todas las generaciones han sido perseguidos. Bienaventurados...
los que oyen las palabras, guardan las cosas en ella escritas - en
Apocalipsis 22:7 hay una bendición para quienes guardan las palabras de la
profecía en este libro. Lo purificará y sostendrá durante la persecución; lo
guardará de enmarañarse o transigir con el mundo. Le dará coraje a través de la
gran tribulación. Será un vencedor para que pueda unirse al pueblo de Dios en
la adoración del Cordero en la cena de las bodas del Cordero (19:9).
V. 3b - las palabras
de esta profecía - Este libro es una profecía. Esto se repite en otra
bendición en 22:7 donde el Señor Jesús dice "Bienaventurado el que guarda
las palabras de la profecía de este libro." La profecía nos está diciendo
lo que va a ocurrir en el futuro, pero es también un mensaje moral, como lo pone
en claro la bendición anterior. Hay consecuencias funestas para cualquiera que
altere las palabras de esta profecía (22:18-19). En Apocalipsis 19:10 se nos
dice que "el testimonio del Señor Jesús es el espíritu de la
profecía" y en Apocalipsis 22:6 se nos dice que "El Señor, el Dios de
los espíritus de los profetas, ha enviado Su ángel, para mostrar a sus siervos
las cosas que deben suceder pronto." En 2 Apocalipsis 2:10 el ángel
le dice a Juan "No selles las palabras de la profecía de este libro,
porque el tiempo está cerca."
El profetizar es un rasgo del
libro de Juan. En 10:11, después de comer el librito, a Juan se le dice
"Es necesario que profetices otra vez sobre muchos
pueblos, naciones, lenguas y reyes." Los dos testigos son profetas y
profetizan por 1.260 días. Tienen el poder de cerrar el cielo para que no
llueva durante el tiempo que están profetizando. Los habitantes de la tierra se
regocijarán y celebrarán porque estos dos profetas los habían atormentado
(11:3, 6, 11). Juan se considera claramente un profeta (22:9). Los profetas se
distinguen de los santos en 11:18, 16:6, 18:20, 18:24; los apóstoles son
incluidos en 18:20. La iglesia está edificada sobre los cimientos de los
apóstoles y los profetas, con Jesucristo mismo como la piedra principal (Ef.
2:20).
V. 3c - porque el
tiempo está cerca - Esto nos ofrece otra pista para la lectura del
Apocalipsis. La venida del Señor está cerca. Aunque la profecía del libro
tendrá un cumplimiento literal y definitivo durante la semana septuagésima y
está hablando principalmente acerca de aquellas cosas que le ocurrirán a la
última generación de creyentes, también tiene un mensaje para los creyentes de
todas las generaciones, puesto que técnicamente los últimos días son desde los
días de Pentecostés hasta la venida del Señor Jesús. Ver también 1:1 (para
manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder), 1:19 (Escribe las
cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas),
22:6 (ha enviado su ángel, para mostrar a sus siervos las cosas que deben
suceder pronto). Esta es la última carta de Dios a los suyos, destinada a
ser de ayuda a la iglesia porque será perseguida. Juan está puntualizando que
debemos guardar el mensaje del libro.
V. 4 - Juan, a las
siete iglesias que están en Asia - Esta es la presentación de Juan. Él
es conocido por las siete iglesias y, por lo tanto, se llama a sí mismo
simplemente Juan. Había más de siete iglesias en Asia. Las siete iglesias de
Asia, es decir la Turquía de hoy día, son representativas de toda la iglesia.
El número siete aparece 52 veces en el libro e indica plenitud divina, porque
Dios terminó la obra de la creación y descansó el día séptimo (ver Gn. 2:2).
Esta carta probablemente habría circulado por las iglesias como circularon las
cartas de Pablo (Col. 4:16).
V. 4b - Gracia y paz a
vosotros - Es un saludo adecuado para los santos que han sido salvados
por gracia y que consecuentemente están en paz con Dios. Está incluida como un
saludo en 17 libros del Nuevo Testamento, todas las cartas de Pablo (Ro. 1:7),
de Pedro (1 P. 1:2, 2 P. 1:2) y 2 Juan. "Paz" resume las bendiciones
del reino; "gracia" describe su origen. Todas las bendiciones que
descienden del cielo para el hombre desvalido que trabaja bajo el terrible peso
del pecado, el temor y la desdicha de las pasiones encontradas, los deseos
insatisfechos y las penurias terrenales, están incluidas forzosa y
conmovedoramente en una palabra: "paz". La paz que proviene de Dios y
que nos reconcilia con Dios. Las mismas palabras que llegan cargadas con las
misericordias más ricas del cielo, para alegrar nuestra alma, implican que Dios
considera que estamos por naturaleza enemistados con Él, y bajo el castigo de
Su santa ley; y que la liberación de este estado de pecado no puede conseguirse
por ninguna obra o mérito nuestro o de ninguna otra criatura, sino que debe ser
Su regalo, un don perfectamente gratuito e inmerecido por nosotros.
V. 4c - del que es y
que era y que ha de venir - Sigue ahora una fórmula de tres partes
para la Trinidad. Del Dios eterno quien es ahora, que ha sido desde la
eternidad pasada hasta la eternidad futura (ver también 1:8, 4:8, 11:17). Este
saludo es de Dios el Padre, el Espíritu Santo y el Hijo (ver V. 4, 5 más
abajo). Esto es similar al nombre de Dios declarado a Moisés, "Yo Soy El
Que Soy" y "Yo Soy" (Ex. 3:14). Él habita la eternidad (Is.
57:15). Esta designación sólo se aplica a Dios.
V. 4d - y de los siete
espíritus que están delante del trono - Siete se refiere a estar
completo; otra lectura es "espíritu de siete partes". Isaías da siete
modos de operación del Espíritu para la vida de Cristo (Is. 11:2-4). Ver
también Juan 14:16-27: el Espíritu consuela (16), es el Espíritu de Verdad
(17), vive en nosotros (17), manifiesta al Señor Jesús (21), manifiesta al
Señor Jesús y al Padre (23), nos enseña (26), nos da paz (27). Los siete
espíritus son mencionados de nuevo en la carta a Sardis (3:1), y cuando
menciona las siete lámparas de fuego delante del trono de Dios (4:5) y cuando
menciona los siete ojos del Cordero, que son los siete espíritus de Dios
enviados por toda la tierra (5:6). Juan no está yendo en contra de la doctrina
tradicional de que hay un solo Espíritu.
V. 5 - y del Señor
Jesucristo el testigo fiel - El Señor Jesús es el último miembro de la
Trinidad en ser mencionado, con una referencia de tres partes de Su identidad y
función: "el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de
los reyes de la tierra". El Señor Jesús nos dice y nos muestra cómo es
Dios en realidad en Su ministerio en la tierra. Él es el testigo
fiel (Juan 8:13); Antipas era un testigo fiel (2:13) y fue
fiel hasta la muerte así como
el Señor Jesús fue fiel hasta
la muerte en la cruz. Para la iglesia de Laodicea Él es el testigo fiel y
verdadero. Ver también el jinete del caballo blanco (19:11) cuyo nombre es Fiel
y Verdadero. La palabra para testigo en griego es martus, y la
misma palabra es usada del mártir Antipas (2:13), del Señor Jesús el testigo
verdadero (3:14), de los dos testigos (11:3) y de la sangre de los mártires
(17:6), siendo el tema común que todos sellan su testimonio con su sangre.
V. 5 - el primogénito
de los muertos - El "primogénito de los muertos" es uno de
los muchos títulos del Señor Jesucristo. Él es el primero que resucitó de los
muertos (ver Col. 1:18). En el censo de Israel en Apocalipsis 7:5
encontramos la primera tribu, que es generalmente la del primogénito, listada
como Judá porque el Señor Jesús descendió de Judá. Esta mención del Señor
Jesús como el primogénito también nos asegura que cuando Él vuelva nosotros
también resucitaremos de los muertos porque Él es el primogénito de muchos hermanos
(Ro. 8:29, 1 Co. 15:20-23). Este es un punto importante porque el Apocalipsis
dice claramente que muchos cristianos necesitan ser fieles hasta la muerte
(2:10, 6:9, 11:7, 13:7-10, 13:15, 17:6, 20:4).
V. 5b - el soberano de
los reyes de la tierra - Uno de los propósitos del Apocalipsis es
mostrar que, a pesar de las apariencias que indican lo contrario, el
Señor Jesús es el soberano de los reyes de la tierra. Es
también un título divino (cf. 1 Ti. 6:15). Hay muchas referencias a los reyes
de la tierra en el Apocalipsis. Es también una expresión común en la Biblia
(Mt. 17:25). Los reyes de la tierra se esconden del Cordero (6:15), guerrean
contra el Cordero (19:19) y pierden (19:21). El Apocalipsis muestra que el
Señor Jesús es el soberano del hombre más exaltado así como del más
humilde (6:15). Los reyes de la tierra traen su esplendor a la ciudad de Dios
(21:24). Jesús es Rey de reyes y Señor de señores (17:4, 19:16) y en este libro
demuestra Su autoridad al vencer a aquellos que luchan contra Él. Juan era
consciente de la tendencia de su tiempo de deificar y adorar al emperador
romano. El senado romano había declarado oficialmente a los emperadores Julio
César, Augusto, Claudio, Vespasiano y Tito divinos después de su muerte, y los
últimos tres habían usado el término DIVUS (divino) en sus monedas. Domiciano,
el emperador en el tiempo en que Juan escribió, pidió que se lo llamara Dominus
et Deus (Señor y Dios). Uno de los propósitos de Apocalipsis es
mostrar que, a pesar de las apariencias, el Señor Jesucristo es el
verdadero soberano de los reyes de la tierra. Él es Rey de reyes y Señor de
señores. Para los cristianos que vivían entre la primera venida y la segunda
venida, el hecho que Cristo es el soberano de los reyes de la tierra tiene que
ser aceptado por fe, porque la evidencia de la historia frecuentemente es
opuesta a esto. Apocalipsis, sin embargo, nos muestra la realidad espiritual
detrás de lo que vemos con nuestros ojos. Por ejemplo, la bestia recibe su
poder de Satanás, pero en la segunda venida el Señor Jesús será declarado con
poder Señor de señores y derrotará tanto a la bestia como a Satanás.
V. 5c - Al que nos
amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre - Sigue una
descripción de tres partes de Su obra redentora. Adoración a nuestro redentor,
al que nos ama y lo comprobó con Su muerte en la cruz en la que canceló
nuestros pecados. Esta es una definición de un cristiano, uno que es amado por
Cristo y liberado de sus pecados. Este libro está escrito para aquellos que son
salvados de la ira de Dios por medio de la sangre de Cristo, que es Su muerte
en la cruz. Sólo esto es suficiente para limpiarnos y liberarnos de nuestros
pecados y hacernos aceptos a Dios. En todas las circunstancias los santos somos
más que vencedores mediante el Señor Jesús quien nos ama. Sólo aquellos
que reconocen la palabra de Dios y el testimonio del Señor Jesús se
beneficiarán realmente o entenderán el libro. El Señor Jesús es quien nos salva
de la ira de Dios contenida en las copas del Apocalipsis, y quien nos salva del
lago de fuego (1 Ts. 1:10). Aquí, en un libro que contiene mucho juicio, se nos
recuerda desde el principio el evangelio que nos enseña que por medio de la
cruz y la resurrección de Cristo "Dios estaba en Cristo reconciliando
consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados... (2 Co.
5:19). La sangre del Señor Jesús que nos purifica del pecado es el tema de la
carta de Juan (1 Jn. 1:7); también lo es el amor de Dios (1 Jn. 4:7-11).
V. 6 - y nos hizo
reyes y sacerdotes para Dios, su Padre; a él sea gloria e imperio por los
siglos de los siglos. Amén - Aparte de amarnos y morir por nosotros,
Él nos ha hecho reyes y sacerdotes. Esto es similar a Apocalipsis 5:10, "y
nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la
tierra" (ver también 20:6, 22:5). Es el Señor Jesús el que nos ha hecho
reyes y sacerdotes. Los creyentes son llamados a formar parte de un reino no
sólo porque están bajo un Rey, sino porque participarán del reinado
mesiánico de Cristo (ver 5:10 y también Mt. 5:2-5, 19:28, Lucas 22:30). La
principal referencia al reino y a los sacerdotes viene de Éxodo 19:5-6, en el
Antiguo Testamento y en 1 Pedro 2:9 en el Nuevo Testamento. En Éxodo 19:5-6 a
los israelitas se les prometió que si obedecían a Dios entonces serían la
posesión preciada de Dios entre todas las naciones de la tierra y serían para
Dios un reino de sacerdotes y una nación santa. La tribu de los levitas se
convirtieron en los sacerdotes y con la muerte del Señor Jesús el velo del templo
fue partido en dos, porque de ahí en más todos los santos, no sólo los levitas,
son sacerdotes. 1 Pedro 2:9 enfatiza que los santos son un pueblo elegido, un
pueblo que le pertenece a Dios, un sacerdocio real y una nación santa que
declarará las alabanzas de Dios que los llamó de las tinieblas (el reino de
Satanás, Hechos 26:18) a Su luz admirable. En el Antiguo Testamento un
sacerdote era un mediador entre Dios y el pueblo y ofrecía sacrificios e
incienso por ellos y por sus pecados. En el Nuevo Testamento el sacerdocio de
los creyentes significa declarar al mundo las buenas noticias del evangelio
(que Jesús murió por sus pecados), y ofrecer oraciones por ellos.
Otras referencias a
"servir a Dios" son Apocalipsis 7:15 y 22:3. Los santos son súbditos
de un reino cuyo rey es Cristo. Anteriormente éramos parte del reino de Satanás
(Col. 1:13). Servir a Su Dios y Padre nos recuerda las palabras del Señor Jesús
a sus discípulos después de la resurrección, de que Su Padre es ahora nuestro
Padre y Su Dios es ahora nuestro Dios (Juan 20:17). Estos dos versículos (5, 6)
se refieren a aquellos que conocen al Señor Jesús. El versículo siguiente se
refiere a aquellos que no lo conocen. Para aquellos que conocen al Señor Jesús,
Su retorno a la tierra traerá un nuevo cuerpo y vida eterna.
V. 7 - He aquí que
viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron; y todos los
linajes de la tierra harán lamentación por él. Sí, amén - Contrastando
con los dos versículos anteriores que se refieren a nuestras riquezas en
Cristo, este versículo trae la lamentación de la gente de la tierra que no
conocen el amor de Dios y que no han sido limpiados de sus pecados. La venida
del Señor Jesús será pública; todo ojo lo verá (2 Ts.1:7-9, Ap. 6:15-17, 11:18,
14:17-20, 19:15) pero será admirada por los santos (2 Ts. 1:10, Ap. 19:6-9).
Esta visión del Señor Jesús es una combinación de Daniel 7:13 y Zacarías 12:10.
El anuncio de la del Señor Jesús es un tema principal en el libro y está basado
en Zacarías 12:10 (ver también Mt. 24:30). Para los redimidos, esto traerá
solaz, pero para el mundo traerá juicio. Juan 19:37, "Mirarán al que traspasaron"
también está basado en Zacarías 12:10 y usa la misma palabra griega ekkenteo que
el Apocalipsis, las únicas dos veces que es usada en el Nuevo Testamento.
La segunda venida y el juicio
sobre la humanidad es uno de los grandes temas de este libro. Su primera
mención es en el V. 7; su última, en el antepenúltimo versículo de Apocalipsis.
Particularmente, el libro trata los eventos que conducen a la venida del Señor
Jesús (ver Mt. 24). Hay al menos doce referencias a la venida del Señor Jesús
en el libro. (Para más información sobre la venida visible del Señor a la
tierra, leer TODO OJO LE VERA y los artículos
mencionados al final de dicho artículo.)
V. 8 - Yo soy el Alfa
y la Omega, principio y fin, dice el Señor - Alfa y Omega son la
primera y la última letras del alfabeto griego; esto debe considerarse como el
principio y el fin de la historia. Él es el autor de la historia. Los siete
sellos, las siete trompetas y las siete copas tratan de la conclusión del plan de
Dios en los últimos 7 años de la historia de la humanidad. El Apocalipsis nos
muestra que Dios es soberano sobre la historia humana. Que Dios sea a la vez el
principio y el fin es particularmente apropiado para este libro. La designación
de Alfa y Omega es repetida en 21:6, 22:13. Él vino a la tierra y murió en la
cruz (que era), está ahora exaltado a la diestra de Dios intercediendo por
nosotros (que es) y viene de nuevo en poder y gloria para reclamar a los suyos
(que ha de venir). En Colosenses 1:15-20 encontramos que todas las cosas
fueron creadas por Él y para Él. Él es el principio de la creación y el
primogénito de los muertos, siendo el primero en resucitar de los muertos.
Cuando Él vuelva llevará a su consumación esta era presente y los justos resucitarán
de los muertos y habrá una nueva era con un cielo nuevo y una tierra nueva.
Juan ve a Cristo resucitado en
Su gloria y recibe la comisión de escribir a las siete iglesias. Pablo, Isaías,
Jeremías y Ezequiel todos tuvieron visiones significativas al comienzo de su
ministerio. Se le dice que escriba lo que ha visto, lo que es ahora y lo que
tendrá lugar más tarde. También se le da la interpretación de las siete
estrellas y los siete candeleros.
V. 9 - Yo Juan,
vuestro hermano, y copartícipe vuestro en la tribulación, en el reino y en la
paciencia del Señor Jesucristo, estaba en la isla llamada Patmos, por causa de
la palabra de Dios y el testimonio del Señor Jesucristo – Juan se
identifica a sí mismo simplemente como “vuestro hermano”. A estas alturas de la
era apostólica, Juan tenía alrededor de 95 años de edad, y habría caminado con
el Señor por alrededor de 70 años; pero aún así es sólo “vuestro hermano”. No
era el reverendo Juan, no era el doctor Juan, ni siquiera era el pastor Juan.
El Señor les enseñó a Sus discípulos evitar todo tipo de títulos honoríficos y
a relacionarse entre ellos y Su rebaño simplemente como hermanos (Mt. 23:8-11).
Los verdaderos cristianos tenemos solo un Pastor y Líder: el señor Jesucristo.
Todos los demás somos hermanos, sin importar qué ministerio o cuánta
experiencia en Cristo tengamos. Aquí hay una buena forma de conocer quién es
quién en Cristo Jesús. Si un renombrado ministro cristiano se ofende porque lo
llamamos simplemente “hermano”, es un falso ministro de Dios, y muy
probablemente es todo lo contrario: un ministro de Satanás (1 Co. 11:13-15, un
lobo con piel de oveja.
“Paciencia” es una de las
palabras claves en este libro (13:10, 14:12). Implica paciencia bajo la
persecución. Juan era un hermano y un copartícipe en la tribulación con los
lectores de su carta que pertenecen al reino de Dios. No está escribiendo desde
la comodidad del hogar sino como un compañero que sufre; por lo tanto, lo que
escribe es práctico y tiene significado. Él sufría en la isla de Patmos porque
proclamaba la palabra de Dios y testificaba que el Señor Jesús era el Cristo;
esto es una repetición de Apocalipsis 1:2. La tribulación en el mundo es parte
de la vida del cristiano, como lo enfatiza el Señor Jesús (Jn. 16:33) y Pablo
(Hch. 14:22). Así como Él venció, nosotros también debemos vencer. La paciencia
está en contraste con la represalia (cf. 1 P. 2:23).
V. 10 - Yo estaba en
el Espíritu en el día del Señor, y oí detrás de mí una gran voz como de
trompeta - Esto está traducido incorrectamente en la mayoría de las
versiones como "el día del Señor", una frase que no se usó hasta bien
después de la era apostólica. La mayoría de los eruditos creen que Juan estaba
escribiendo en el año 95 d.C., hacia el final del reino de Domiciano (81-96).
Este emperador romano en particular condujo una persecución terrible de todos
los cristianos que se rehusaban a reconocer su "divinidad". En un
cierto día de cada año todos los ciudadanos romanos debían ir al santuario
local de su ciudad, arrojar un poco de incienso en el altar oficial y declarar,
"¡César es señor!" Este día se conocía como el "día del
señor". Pero está más de acuerdo con las reglas de la interpretación
literal decir que se refiere al contexto escatológico del libro: el Día del
señor es una expresión del Antiguo Testamento para referirse al fin del mundo.
En todo caso, el hecho de que Juan estaba "en el Espíritu" en
Apocalipsis 4:2, 17:3 y 21:10 descarta toda posibilidad de que se esté
refiriendo al día domingo, como algunos arguyen. "En el Espíritu" él
ve al Cristo resucitado; en Apocalipsis 4:2 ve a Dios en Su trono; en
Apocalipsis 17:3 ve una mujer sentada sobre una bestia escarlata; en
Apocalipsis 21:10 ve la Ciudad Santa, Jerusalén, descendiendo del cielo de
Dios. Fue tomado por el Espíritu a un estado en el que perdió contacto con el
tiempo y los sentidos y fue transportado al mundo invisible de realidades
espirituales. Compárese esto con la experiencia de Ezequiel (2:2) en el que el
Espíritu vino a él y le habló, o la experiencia de Pablo en 2 Corintios 12:1 en
donde fue arrebatado al cielo.
V. 11 - que decía: ... Escribe en un libro
lo que ves, y envíalo a las siete iglesias que están en Asia: a Éfeso, Esmirna,
Pérgamo, Tiatira, Sardis, Filadelfia y Laodicea - A Juan se le ordenó
que escribiera lo que vio. Era una visión de lo que vio Juan cuando él estaba
en el espíritu. El mensaje debía ser enviado a las siete iglesias de Asia
inicialmente. Siete es el número de la plenitud divina, porque Dios descansó el
séptimo día de la creación (Gn. 2:2). Las siete iglesias representan a la
plenitud de los redimidos de Cristo, así que son para nosotros también, así
como las cartas de Pablo a los Efesios, Romanos, Corintios, etc. son también
para todos los santos. (Para más información, leer ¿SON LAS CARTAS PARA LAS SIETE IGLESIAS PARA
NOSOTROS?)
V. 12 - Y me volví
para ver la voz que hablaba conmigo; y vuelto, vi siete candeleros de oro -
Los siete candeleros, se nos dice más adelante, son las siete iglesias (V. 20).
Cada candelero tendría una lámpara. La plenitud de los redimidos consistiría
por lo tanto de los siete candeleros con siete lámparas (ver V. 20). En
Apocalipsis 4:5 las siete lámparas se vinculan con el Espíritu de Dios. El
templo de Salomón tenía diez candeleros de oro puro (1 Reyes 7:49), y en
Apocalipsis 11:4 encontramos que "los dos candeleros están de pie delante
del Dios de la tierra", donde el número dos representa el testimonio de la
iglesia.
V. 13 - y en medio de
los siete candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre, vestido de una ropa
que llegaba hasta los pies, y ceñido por el pecho con un cinto de oro -
Uno "semejante al Hijo del Hombre" es claramente una referencia a
Cristo, y es usado para Cristo de nuevo en Apocalipsis 14:14. La expresión
"semejante al Hijo del Hombre" es usada por primera vez en Daniel
7:13. Es también la designación de Cristo usada en los evangelios. "Hijo
del Hombre" es usado 30 veces en Mateo, 14 en Marcos, 25 en Lucas y 13 en
Juan. Note que "Hijo de Dios" es utilizado sólo 8 veces en Mateo, 3
en Marcos, 6 en Lucas y 6 en Juan. Cristo está entre los candeleros, es decir,
está "entre" los redimidos. Esto ilustra la intimidad de Cristo con
los Suyos, como lo prometió en la Gran Comisión (Mt. 28:20), "He aquí yo
estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." El cinto de
oro alrededor de Su cintura indica fidelidad (Is. 11:5). El sacerdocio también
usaba cintos (Éx. 28:4, 39:29) y un profeta podía estar vestido así (Zac. 3:4).
En Apocalipsis 19:13 Él está vestido con una ropa teñida de sangre, y en 19:16
sobre Su ropa tiene escrito el nombre: Rey de Reyes y Señor de Señores. Daniel
(10:5) vio un hombre vestido de lino, con un cinto del oro puro alrededor de Su
cintura.
V. 14 - Su cabeza y
sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve - Esto habla de
edad y sabiduría, como la del juez que usa una peluca para indicar estas
características. Ver la descripción de Daniel del Anciano de días cuyo cabello
era blanco como lana (Dn. 7:9). En esta descripción de Cristo, como el cabello
blanco usado por Dios en Daniel, enfatiza Su divinidad.
V. 14b - sus ojos como
llama de fuego - Es decir que ve todo con una claridad penetrante y
juzga lo que ve de acuerdo con Su santidad. Alaba lo bueno y corrige lo que
está mal. Aparece nuevamente con ojos como llama de fuego en la carta a
Tiatira, en la que está identificado claramente como el Hijo de Dios (2:18).
Esta descripción se repite en 19:12 cuando aparece como el jinete sobre el
caballo blanco, y en Daniel 10:6 encontramos que tiene ojos como antorchas de
fuego. En Apocalipsis 5:6 tiene siete ojos que son los siete espíritus de Dios enviados
a toda la tierra (ver 2 Cr. 16:9, "Porque los ojos de Jehová contemplan
toda la tierra, para mostrar su poder a favor de los que tienen corazón
perfecto para con él" y Zacarías 4:10 dice: "Estos siete son los ojos
de Jehová, que recorren toda la tierra"). Nuestro Señor ve todo lo
referente a las sietes iglesias. Él es plenamente consciente de su condición
como se indica en la frase "Yo conozco tus obras" que se usa en la
mayoría de las siete cartas.
V. 15 - y sus pies
semejantes al bronce bruñido, refulgente como un horno; y su voz como estruendo
de muchas aguas - Sus pies son de bronce, lo cual indica fortaleza y
estabilidad (ver Dn 10:6 donde sus brazos y piernas son del color del bronce
bruñido). Su voz es como el estruendo de muchas aguas. Ver también Ezequiel
1:24 y 43:2 en donde Su voz es como el sonido de muchas aguas. Parte de la auto
introducción que usa aquí es usada también en la introducción a la iglesia en
Tiatira (2:18).
V. 16 - Tenía en su
diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su
rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza - Las siete
estrellas que tenía en Su mano derecha son los ángeles de las siete iglesias (V.
20) a quienes están dirigidas las siete cartas (2:1, etc.). Las siete estrellas
que Cristo tiene también son mencionadas en la carta a la iglesia en Éfeso
(2:1) y en la carta a Sardis (3:1). "Su rostro era como el sol cuando
resplandece en su fuerza" nos recuerda al Cristo transfigurado (Mt. 17:2).
Pablo también experimentó al Cristo resucitado como una luz brillante (Hch.
22:6). No puede haber duda de que esto se refiere al Cristo resucitado en toda
Su gloria. Compare con la descripción de Dios en 1 Ti. 6:16 "que habita en
luz inaccesible".
V. 16 - de su boca
salía una espada aguda de dos filos - Isaías dice "puso mi boca
como espada aguda". Una espada de dos filos (rhomphia) es una
referencia a la palabra de Dios (ver He. 4:12). Compare la descripción dada
aquí con la del jinete sobre el caballo blanco en Apocalipsis 19:15, 21: de Su
boca salía una espada aguda (rhomphia) para juzgar al mundo. En
Apocalipsis 2:12 es descrito como Aquél que tiene la espada aguda de dos
filos (rhomphia) y en 2:16 luchará con la espada de dos filos (rhomphia)
contra aquellos en la iglesia de Pérgamo que no se arrepienten. Compárese con
Isaías 11:4 "Herirá la tierra con la vara de su boca, y con el espíritu de
sus labios matará al impío". Esta espada tiene que ver con el juicio de la
iglesia y del mundo.
V. 17 - Cuando le vi,
caí como muerto a sus pies. Y él puso su diestra sobre mí, diciéndome: No
temas; yo soy el primero y el último - Cuando Juan lo vio, vio la
gloria de Cristo y cayó a Sus pies por la indignidad de su humanidad. Esto le
ocurrió tres veces a Daniel cuando vio un ángel poderoso; tuvo que ser
fortalecido porque estaba tan sobrecogido por lo que había visto (Dn. 8:18,
10:9, 10:18). El Señor Jesús coloca Su mano derecha sobre Juan para consolarlo
y fortalecerlo. El Señor usa la frase "no temas" después de Su
resurrección (Mt. 28:10). La frase "yo soy el primero y le último" es
un título divino citado de Isaías 44:6, 48:12. El Cristo es el primero y el
último. Esta descripción es usada en la introducción a la carta a la iglesia en
Esmirna. En Apocalipsis 21:6 es descrito como el Alfa y la Omega, el Principio
y el Fin. Esto se repite en el capítulo 22:13; de nuevo, enfatiza Su divinidad.
V. 18 - y el que vivo,
y estuve muerto; mas he aquí que vivo por los siglos de los siglos, amén. Y
tengo las llaves de la muerte y del Hades - Esta es una clara
referencia a Su vida, muerte y resurrección y enfatiza que Cristo está vivo por
siempre y siempre. Habiendo muerto y resucitado de la muerte, y habiendo
visitado el Hades, la morada de los muertos (1 P. 3:18), tiene autoridad sobre
ambos. Tiene autoridad sobre el libro de la vida que determina el destino de
cada hombre (3:5). La designación de "el primero y el postrero, el que
estuvo muerto y vivió" es usada por Cristo para introducir Su carta a la
iglesia de Esmirna. Su relevancia particular para ellos era que estaban a punto
de pasar por un período de persecución y aun martirio (2:8). Enfatiza que así
como Cristo vivió, murió y resucitó de nuevo, así nosotros si morimos
resucitaremos de nuevo cuando Él venga; porque Él vive, nosotros también viviremos
(Jn. 14:19). Él nos levantará en el día final (Jn. 6:40).
V. 19 - Escribe las
cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de estas -
Jesús es el Principio y el Fin y por lo tanto está calificado en forma suprema
para decirle a Juan lo que ocurrirá más adelante ya que sabe cómo será el
final. A Juan se le ordena por lo tanto que escriba. El autor de este libro es
Cristo; Juan es el escriba. Se le dice que escriba lo que ha visto, lo que es
ahora y lo que tendrá lugar más adelante. Esto nos ofrece otra pista para la
lectura del Apocalipsis: el Apocalipsis muestra “lo que has visto”: el
presente, es decir, las cartas a las siete iglesias; y el futuro, las cosas que
han de ser después de estas. Es específicamente el futuro distante que incluye
los eventos de los últimos tiempos. Apocalipsis 4:1 presenta el futuro y marca
una división importante en el libro. Las cartas individuales a las siete
iglesias son "lo que es".
V. 20 - El misterio de
las siete estrellas que has visto en mi diestra, y de los siete candeleros de
oro: las siete estrellas son los ángeles de las siete iglesias, y los siete
candeleros que has visto, son las siete iglesias - Cristo ahora revela
el misterio de las siete estrellas y los siete candeleros como lo prometió en
el primer versículo del Apocalipsis. Dios es un revelador de misterios a Sus
siervos (Dn. 2:29, 2:47) y no hace nada sin revelar antes Su plan a Sus siervos
los profetas (Am. 3:7). Esta es la primera ilustración de auto interpretación
en Apocalipsis; es decir, los siete candeleros son simbólicos de las siete
iglesias. Cristo nos muestra que en el Apocalipsis hay varios símbolos, pero no
debemos por esto leer todo el libro como simbólico. Tampoco debemos caer en el
error de interpretar los símbolos por nosotros mismos a fin de entender su
mensaje. El Señor Jesús no nos da las claves para interpretar los símbolos
utilizados, Él mismo es quien nos da el significado de la mayoría de los
símbolos en el mismo texto. Cuando se nos da un símbolo sin su interpretación,
debemos recurrir al resto de la Biblia para que ella nos diga lo que significa,
pues toda la simbología del Apocalipsis se fundamenta principalmente en el
Antiguo Testamento. Por ejemplo, el Señor Jesús es la única luz (lámpara) en la
oscuridad del mundo y la iglesia lleva esta luz ante el mundo y es por lo tanto
un candelero (comparar con Mt. 5:15 en donde una lámpara es colocada en un
candelero). Debemos notar que la iglesia es un candelero (gr. luchnia)
y no la lámpara (gr. luchnos). La lámpara es el
Espíritu Santo (ver 4-5) y el Señor Jesús (21:33). La iglesia es un recipiente
para la lámpara y el Espíritu Santo mora en ella. La misma idea se expresa en
los dos testigos en los que el Espíritu Santo es el aceite (11:4). También
encontramos que el Cordero es la Lámpara de la Nueva Jerusalén (ver 21:23 y
22:5, ver nota sobre 21:23). Somos vasijas de barro; la gloria incomparable que
tenemos es Cristo (2 Co. 4:6-7). En Mateo 5:14 el Señor dice "vosotros
sois la luz (gr. phos) del mundo" a Sus discípulos, queriendo
decir que estaban testificando del Señor Jesús. La iglesia es el cuerpo de
Cristo sobre la tierra, Sus manos, Su voz, etc. Los candeleros están hechos de
oro, lo que indica la preciosidad de la iglesia a los ojos de Dios; la nueva
Jerusalén también está hecha de oro. Al ver a Cristo en Su gloria de resucitado
debemos reflejarla y mostrarla al mundo. Su gloria ya está descrita en
Apocalipsis 1:16 (ver 2 Co. 3:18). En Apocalipsis 4:5 encontramos siete
lámparas de fuego ante el trono de Dios, que son los siete espíritus de Dios.
Por lo tanto, el símbolo de la iglesia como candelero es también la de una
iglesia habitada por el Espíritu Santo (las siete lámparas de los candeleros).
Juan tal vez tenía en mente un candelero con siete lámparas que se usaba para
la iluminación del Lugar Santo (Éx. 25:31-40, Núm. 8:2), indicando la plenitud
de los redimidos. El símbolo de la iglesia como un candelero es adecuada porque
su deber es llevar la luz al mundo, para mostrar a al Señor Jesús. Vemos en
esto la descripción de los dos testigos que reciben poder del Espíritu Santo
para testificar con poder al mundo (11:4). El testimonio de la iglesia en la
vida y la muerte de sus miembros es un tema que corre a lo largo del libro
(2:13, 6:9, 12:11, 12:17, 19:10, 20:4).
Cristo interpreta el
simbolismo de las siete estrellas en Su mano derecha como los ángeles de las
siete iglesias, lo cual es tan enigmático como las siete estrellas. La quinta
trompeta nos muestra a una estrella que cae del cielo a la tierra (9:1). En
Apocalipsis 12:4 la cola del dragón barrió un tercio de las estrellas del cielo
y los arrojó a la tierra. Esta es una referencia a los ángeles que cayeron con
Satanás. Las cartas a las siete iglesias están dirigidas, cada una de ellas, al
ángel de esa iglesia. Note que ángel (gr. angelos) significa
mensajero. Éxodo 23:20-23 se refiere a un ángel que iba a guardar a los
israelitas cuando atravesaban el desierto, para guiarlos a la tierra a la que
Dios los estaba llevando. Daniel se refiere al príncipe del reino de Persia, un
ángel caído, que resistió al ángel que vino a traerle a Daniel un mensaje. Fue
ayudado por Miguel quien es el gran príncipe que protege al pueblo de Daniel
(Dn. 10:13, 21, 12:1). Miguel probablemente es el arcángel Miguel al que se
refiere Judas 1:9 y Ap. 1:7. Se nos dice que los niños creyentes tienen ángeles
en el cielo que siempre contemplan el rostro de Dios (Mt. 18:10). En el
Apocalipsis encontramos el ángel del abismo (Ap. 9:11), el ángel encargado del
fuego (Ap. 14:18) y el ángel encargado de las aguas (Ap. 16:5). Por lo tanto,
es bastante posible que cada iglesia tenga su propio ángel.
Una solución alternativa se da
en Malaquías 2:7 en donde un sacerdote que da instrucciones es un mensajero del
Señor Todopoderoso; un ángel es un mensajero. Ver también Daniel 12:3 en donde
aquellos que conducen a muchos a la justicia brillarán como estrellas por
siempre y en Judas 1:13 los falsos maestros son llamados "estrellas
errantes". El punto de vista más plausible es que los ángeles son
mensajeros humanos que son representativos de la iglesia y no poseen ninguna
función de liderazgo única, citando como evidencia a Epafrodito y Epafras, que
representaban a las iglesias de Filipos y Colosas y fueron a Roma para ofrecer
ayuda al prisionero Pablo cuando estaba bajo arresto domiciliario (Fil. 2:25,
4:18, Col. 4:12). La palabra griega angelos es usada bastante
frecuentemente para referirse a mensajeros humanos (por ejemplo, Mt. 1:10, Lc.
7:24, 9:52, Stg. 2:25). La explicación de Cristo de las estrellas le
informó a Juan que representaban siete visitantes a Patmos, ya sea presentes o
a punto de llegar; hombres que vienen para ayudar a Juan pero que volverán a su
casa con una misión específica a las iglesias que los enviaron. Serán los
portadores de un mensaje a su propia ciudad como parte de un paquete más grande
del cual el Apocalipsis es parte.