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viernes, 25 de agosto de 2023

LA GRAN TRIBULACIÓN



Hemos mencionado la gran tribulación frecuentemente en este blog a lo largo de los años, pero debido a la importancia que tiene el tema para todo cristiano, todo judío y, en efecto, para todos aquellos que estemos vivos cuando esta se desate; procederemos ahora a una consideración cuidadosa de este período. ¿Qué es, exactamente, la gran tribulación? ¿Quiénes pasarán por ella? ¿Qué les ocurrirá? ¿Qué estará detrás de todo esto? ¿Por qué permitirá Dios que ocurra?

TRIBULACIÓN SIN IGUAL

El término gran tribulación se deriva del discurso del Señor Jesucristo en el Monte de los Olivos, en el cual Él nos advierte “porque habrá entonces gran tribulación, cual no la habido desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá” (Mt 24:21; Lc 21:22,23). 

Jeremías se refiere a este período de intenso sufrimiento como el tiempo de angustia para Jacob: “¡Ah, cuán grande es aquél día! Tanto, que no hay otro semejante a él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado” (Jer 30:7).

Daniel dice de él: “Tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces” (Dn 12:1).

Para muchos estas palabras han llegado a ser tan familiares que se nos pierde la magnitud de lo que realmente significan. Por eso haríamos bien en reflexionar de nuevo sobre ellas.

Se nos dice que será un tiempo de persecución y angustia mayor que cualquiera que Israel y/o la iglesia hayan sufrido antes—superior a la masiva persecución de los cristianos en Roma bajo Nerón; más inhumana y brutal que el exterminio de seis millones de judíos en el holocausto de Hitler; más letal que la matanza de veinte millones de rusos a manos de Stalin. Debiéramos estremecernos ante la idea de una crueldad tan inimaginable, ante la expectación de una exhibición de maldad tan desenfrenada. Pero es aún más aterrador el comprobar que la gran tribulación sobrepasará todo lo malo y terrible que ha acontecido a la humanidad “desde el principio del mundo hasta ahora” (Mt 24:21), y que el blanco de esta persecución seremos todos aquellos que nos neguemos a adorar a la Bestia (el Anticristo) o a su imagen.

Satanás debe desatar su ira sobre la tierra de esta forma sin precedentes y en este tiempo en particular. En Apocalipsis 12:12 se nos muestra que Satanás será arrojado de los lugares celestiales a la tierra: “¡Ay de los moradores de la tierra y el mar! Porque el diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo

“Poco tiempo”, ¿para qué? Para evitar que Israel reciba a Cristo como su verdadero Mesías y Rey, porque cuando esto suceda se consumará el misterio de Dios (Ap 10:7; Ro11:25-26) y se completará el reino espiritual de Dios (Dn 9:24; Ap 11:15), lo que marcará el fin del reinado de Satanás como “dios de este siglo” (2 Co 4:4; cf. Dn 2:44). 

Sabiendo que todos los que lo obedezcan perderán para siempre su oportunidad de recibir salvación eterna, Satanás debe jugar su última carta y exigir la adoración de toda la humanidad mediante su títere, el Anticristo. Simbólicamente, la visión de Juan lo describe así: “Y cuando el dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la mujer que había dado a luz al hijo varón. Y se le dieron a la mujer las dos alas de la gran águila, para que volase delante de la serpiente al desierto, a su lugar, donde es sustentada por un tiempo, y tiempos, y la mitad de un tiempo… Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer; y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:13-14, 17).


DESCIFRANDO SIGNOS

El dragón es, o representa, a Satanás. La mujer es, o representa, al remanente piadoso de Israel del cual proviene el “hijo varón”, Cristo. Los verdaderos creyentes en Cristo estamos claramente descritos como “el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo”.

LA MUJER 
La Mujer de este pasaje representa a ese grupo de 144.000 judíos temerosos de Dios que rehusará recibir la marca del Anticristo, y por eso presta atención a la advertencia del Señor en cuanto a huir de Jerusalén al desierto (Mt 24:15-21). Estos piadosos judíos—12.000 de cada una de las tribus de Israel (Ap 7:4)—serán divinamente protegidos de las garras del Anticristo. Para cumplir este objetivo es que son “sellados en sus frentes” (Ap 7:3). Serán sustentados milagrosamente en el desierto “por mil doscientos sesenta días” (Ap 12:6); o, tres años y medio, exactamente la duración de la gran tribulación. Sólo ellos, y posteriormente la porción fiel de los escogidos de Dios, representados por la iglesia de Filadelfia (Ap 3:7-13) gozarán de la protección milagrosa de Dios durante este tiempo de intensa persecución. Durante su estadía en el desierto, estos 144.000 judíos recibirán además la salvación espiritual de parte del Señor Jesucristo, su verdadero Mesías y Rey (Ez 20:33-39), convirtiéndose así en las primicias para Dios y para el Cordero (Ap 14:4). Estos judíos serán los primeros de la línea natural de Abraham que el Señor hará “entrar en los vínculos del pacto” (Ez 20:37).

EL RESTO DE LA DESCENDENCIA DE ELLA

Después de asolar Jerusalén y de demandar y recibir la adoración del mundo, después de comenzar la persecución de aquellos judíos—la mujer, los 144.000—el Anticristo iniciará entonces la implacable persecución de los cristianos que queden a su alcance. Esta persecución se dirigirá contra todos aquellos que rehúsen recibir su marca, “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:17). Satanás, enfurecido por la protección divina otorgada a la mujer, utilizará al Anticristo para “hacer guerra contra los santos, y vencerlos” (Ap 13:7). El Falso Profeta (el Anticristo) “hace que la tierra y los moradores de ella lo adoren” (Ap 13:12), y  recibirá “autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación” (Ap 13:7b), y ningún esfuerzo humano será capaz de resistirle.

¿Cómo afectará a la iglesia en general la impía persecución y matanza que llevará a cabo el Anticristo? Eso dependerá directamente de cuán preparada esté para el violento ataque; es decir, de cuánto entendimiento tenga acerca de lo que en realidad está pasando y de si está viviendo una vida de genuina obediencia al Señor. Este pasaje: “Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos” (Ap 13:7), debiera ser objeto de gran meditación y oración por parte de todos los que nos consideramos cristianos genuinos (santos). En general, la iglesia organizada (las denominaciones) será desgarrada por la disensión y sumida en el caos porque los cristianos profesantes rendirán homenaje privado a la imagen del Anticristo e incluso aceptarán su marca a fin de poder comprar y vender para satisfacer sus necesidades diarias. Estos son aquellos acerca de los que Pablo se refirió en su carta a Timoteo, diciendo: “Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos [últimos días] algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios” (1 Ti 4:1). La mayoría de estos cristianos profesantes “escaparán” de la persecución a manos del Anticristo, porque se someterán a él, pero el precio por ese alivio temporal será demasiado alto cuando se enfrenten al Día del Señor, y descubran que se han condenado eternamente por el acto aparentemente superficial que haber recibido una marca en su mano o en su frente para continuar los quehaceres y afanes de la vida secular.

Por otro lado, los verdaderos hijos de Dios, aquellos que estamos dedicados a adorar y a servir a Cristo con nuestros espíritus, nuestras almas y nuestros cuerpos (1 Ts 5:23), rechazaremos adorar la imagen de la bestia y recibir su marca, aunque ello nos cueste la vida. Porque aunque el precio de la fidelidad a Dios siempre ha sido costoso, lo será aún más en los días del Anticristo. Habiendo imágenes poseídas por demonios por todas partes con facultad para hablar y para ordenar la ejecución de los rebeldes (Ap 13:14-15), y con el requerimiento gubernamental de que sólo los que exhiban la marca puedan comprar y vender, nuestras vidas no valdrán ni un céntimo.

Dios proporcionará protección a los creyentes fieles a Él en esta hora de la prueba (Ap 3:7-13). En los capítulos 2 y 3 del libro de Apocalipsis se nos presentan 7 iglesias , que aunque son históricas representan a la totalidad de la iglesia en los últimos días. Esto lo sabemos porque el libro mencionado es profético (Ap 1:3), no histórico, y porque el número 7 representa la plenitud divina (Ap 1:4). De estas 7 iglesias, sólo una, la iglesia de Filadelfia, recibe la promesa: “Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra” (Ap 3:10). Las seis iglesias restantes reciben diversos grados de represión, pero ni una sola de ellas la promesa de ser librada de la hora de la prueba. Asegúrate de estar formando parte de la membresía de la iglesia de Filadelfia.

Los cristianos genuinos que forman parte de las otras seis iglesias se verán en medio de la gran tribulación ni saber cómo, ni qué ni por qué está pasando lo que está pasando. Al igual que aquellos de la nación de Israel que inicialmente aceptarán al Anticristo, pero que después rehusarán rendirle homenaje, se darán cuenta demasiado tarde de que su escatología no tiene piso sobre el cual sostenerse. Rehusarán recibir la marca, sin duda alguna, pero desprevenidos ante el poder destructivo de las imágenes poseídas por demonios (Ap 13:14-15), pagarán con su vida el haber vivido una vida cristiana frívola y transigente y el no haber procurado siquiera escudriñar por sí mismos la Palabra de Dios cuando tuvieron tiempo para hacerlo. Será un precio alto e innecesario, tomando en cuenta la preciosa promesa del Señor a la iglesia de Filadelfia. Muchos serán entregados en las manos sangrientas del Anticristo por los mismos falsos cristos a los que habrán estado siguiendo y escuchando, haciendo caso omiso de la advertencia del Señor Jesús, el único y verdadero Cristo (Lc 21:8; Mt 24:24). Los que tengan más suerte morirán sólo por falta de alimentos, al no poder comprar ni vender nada por no tener la marca. Muchos otros sufrirán el martirio al ser persuadidos arteramente a salir de sus escondites (Mt 24:26), creyendo que la Segunda Venida ya ha ocurrido.


Nos faltan palabras e imaginación para describir lo terrible que este período será para todos aquellos que pasemos por él. ¿Cómo podemos enfatizar más, sin caer en el sensacionalismo, que nos corresponde hacer todo lo posible, confiando en la gracia de Dios, para estar preparados para cuando estos días comiencen?

¿CUÁNDO OCURRIRÁ LA GRAN TRIBULACIÓN? 

Como ya lo hemos visto, comenzará cuando el Anticristo se presente en Jerusalén, y demande la adoración debida sólo a Dios (La Abominación de Desolación). Sabemos exactamente cuánto tiempo durará la gran tribulación: se extenderá durante tres años y medio, hasta que la venida de Cristo la acorte abruptamente. “Y si aquellos días no fuesen acortados, nadie sería salvo; mas por causa de los escogidos aquellos días serán acortados” (Mt 24:22). Nótese que “aquellos días” se refiere a la gran tribulación, no al período de tiempo de tres años y medio asignado al Anticristo.

No obstante la claridad y sencillez de la enseñanza del Señor en cuanto a su regreso, gran parte de la iglesia evangélica enseña que la iglesia será arrebatada antes de la gran tribulación. Enseñan el regreso inminente de Cristo aún cuando Él detalló un número específico de señales que tienen que suceder antes de que regrese por sus escogidos. Una de esas señales es la gran tribulación. Esta no es la ira de Dios sobre un mundo impío, esta es la ira de Satanás desencadenada por medio de su vasallo, el Anticristo. Satanás será echado de los lugares celestiales donde aún tiene su morada (Ap 12:7-9), intentará destruir el remanente fiel de Israel —la mujer—y fracasará (Ap 12:6), y entonces perseguirá al resto de la descendencia de ella, “los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo” (Ap 12:17). “Y fue lanzado fuera [del cielo] el gran dragón… Y ha descendido a vosotros [habitantes de la tierra] con ira, sabiendo que tiene poco tiempo… Y el dragón le dio su poder su trono y grande autoridad [al Anticristo]” (Ap 12:9,12: 13:2).

Cuando no se tienen escuelas ni denominaciones ni tradiciones teológicas que defender ni malos líderes a los que seguir, y se deja hablar a la Palabra de Dios sin prejuicios, la enseñanza resulta clara, y la escatología, sencilla.
       
EL CUARTO SELLO 

Al mirar cuidadosamente los eventos asociados con el cuarto sello—los cuales están en conformidad con la enseñanza de Cristo dada en el Discurso del Monte de los Olivos, específicamente en Mateo 24:8-10—obtenemos más información acerca de cómo y por qué ocurre la gran tribulación.

“Cuando abrió el cuarto sello, oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: Ven y mira. Miré, y he aquí un caballo amarillo, y el que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades le seguía; y le fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, para matar con espada, con hambre, con mortandad, y con las fieras de la tierra” (Ap 6:7-8).

El cuarto jinete que Juan ve se llama Muerte. Juan da una descripción espeluznante del caballo. Si bien muchas traducciones al español utilizan términos como “amarillo” o “pálido”, el idioma original describe el color de este caballo como chlōros, de donde se deriva la palabra cloro. El vocablo chlōros significa verde amarillento, el verde claro de una planta o la palidez de una persona enferma en contraste con la apariencia de alguien saludable. Este verde teñido de amarillo es la misma palabra que se usa para describir el color de la hierba sobre la que se sentaron los 5.000 para ser alimentados por Jesús (Mr 6:39). Este mismo vocablo aparece también en Apocalipsis 8:7 y 9:4. Aplicado a un caballo, este color sugiere carne en descomposición. 

La muerte y el Hades, el mundo invisible, siguen a este cuarto jinete, cobrando sus víctimas. El daño que causa este jinete es asombroso. Una cuarta parte de la población mundial muere en este juicio. Son víctimas de la espada, es decir, de las guerras, hambrunas, pestilencias y heridas asociadas a todo lo mencionado. Según la población mundial actual, esta cifra de muertos sería de casi dos mil millones. Los creyentes debemos estar agradecidos de que Dios nos haya librado de la ira venidera (1 Ts 1:10), que será un período terrible de juicio sobre los malvados: mucho peor que la gran tribulación (Ap 16:1-21). 

Este es un pasaje crucial, que tiene gran impacto en lo que estamos estudiando y que, por lo tanto, debe ser entendido por todo creyente genuino que aspira a estar preparado para los últimos días.

LA MUERTE Y EL HADES

El cuarto caballo viene montado por un jinete cuyo nombre es Muerte, y se añade que el Hades o el Infierno le sigue. Estos dos destinos: Muerte e Infierno son las dos alternativas que todo cristiano profesante enfrentará durante la gran tribulación. Por una parte, el negarse a adorar la imagen de la Bestia (el Anticristo) trae como consecuencia la muerte. “Aquí está la perseverancia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús… Bienaventurados de aquí en adelante los muertos que mueren en el Señor. Sí, dice el Espíritu, descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen” (Ap 14:12, 13). Por otra parte, adorar a la Bestia o a su imagen significa pasar la eternidad en el infierno. “Si alguno adora a la bestia, y a su imagen, y recibe la marca en su frente y en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero” (Ap 14:9,10).

La opción es la muerte o el infierno—opción por la que cada uno dentro de la cristiandad tendrá que decidirse durante la gran tribulación.

AUTORIDAD SOBRE LA CUARTA PARTE DE LA TIERRA

El pasaje establece claramente que el cuarto jinete recibirá autoridad sobre la cuarta parte de la población de la tierra. En otras palabras, la elección Muerte-o-Infierno afectará, en particular, a una cuarta parte del mundo. Es interesante notar que actualmente más de mil millones de habitantes de la tierra profesan ser cristianos. Con la población de la tierra estimada en 8.000 millones, la cifra de cristianos profesantes es del alrededor del 28%. La mayoría de los que conforman esta cuarta parte encaja perfectamente con la descripción que el Señor Jesucristo hace de la iglesia de Sardis: “Tienes nombre de que vives, y estás muerto” (Ap 3:1). Otros caen de plano en la descripción de la iglesia de Laodicea: “Dices: Soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que eres un desventurado, miserables, pobre, ciego y desnudo” (Ap 3:17). Muchos otros se encuentran en alguna otra etapa ilustrada por las iglesias de Éfeso, Esmirna, Pérgamo y Tiatira. Sólo un remanente forma parte de la iglesia de Filadelfia: “Aunque tienes poca fuerza, has guardado mi palabra, y no has negado mi nombre” (Ap 3:8). Por esta razón, cuando los millones de cristianos profesantes que hay en el mundo se encuentren frente a la elección de Muerte-o-Infierno durante la gran tribulación: “Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará” (Mt 24:10-12).

ESPADA (GUERRA) 

En Apocalipsis 6:8 se nos dice cómo controlará el Anticristo al mundo. El primer medio de control será “la espada”. En Apocalipsis 13:7a se nos dice: “Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos”. En Romanos leemos el gobierno de cada país es el que lleva “la espada” (Ro 13:4b). En el Discurso del Monte de los Olivos registrado por Marcos, el Señor dice: “Pero cuando os trajeren para entregaros, nos os preocupéis por lo que habéis de decir” (Mr 13:11a). Al comparar estos pasajes entre sí, pronto se ve que el Anticristo amenazará a los que profesamos ser cristianos usando a las autoridades gubernamentales de cada país. Durante tiempos normales, tiempos pasados, el gobierno de cada país era “servidor de Dios” (Ro 13:4a). Pero en estos últimos días la Biblia nos muestra que las autoridades de los países se alinearán en torno al Anticristo, para llevar a cabo los malignos propósitos de Satanás. Sea por medio de los ejércitos, la policía o las autoridades civiles, la disyuntiva Muerte-o-Infierno será reforzada mediante la espada; es decir, por funcionarios públicos totalmente sometidos a la autoridad del Anticristo. “También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron [a la Bestia] todos los moradores de la tierra” (Ap 13:7b). De ninguna otra forma se puede cumplir este pasaje clave del Apocalipsis. Ser cristiano será ilegal, y representará un peligro para el estado.

HAMBRUNAS

Al cuarto jinete, además, se le da autoridad para que mate mediante el hambre. El tercer sello representa el hambre mundial (Ap 6:5-6) y el cuarto sello, muerte (Ap 6:7-8). Como ya se ha mencionado anteriormente, sin la marca del Anticristo no se podrá comprar ni vender. Por lo tanto si el verdadero cristiano no ha efectuado un almacenamiento anticipado de alimentos no perecibles, morirá de hambre. Esta mortandad alcanzará su punto culminante durante el período del quinto sello (Ap 6:9-11). Este tiempo será una de las grandes oportunidades que el remanente fiel representado por la iglesia de Filadelfia tendrá para experimentar milagros de multiplicación de alimentos como el de los panes y los peces, y otros semejantes registrados en el Antiguo Testamento. La fe y la oración jugarán un papel fundamental en los días que nos esperan. Empecemos ahora a ejercitarnos en la piedad y en la dependencia en Dios.

LAS FIERAS DE LA TIERRA

No hay duda de que el mundo entero adorará al Anticristo cuando él logre el control de la tierra. Como la Palabra de Dios nos lo dice: “…y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia [el Anticristo]” (Ap 13:3b). Por medio de Juan el Señor nos dice que el Anticristo hace “que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia [el Anticristo]”. (Ap 13:12b). Esto está en concordancia con la declaración del apóstol Pablo en cuanto a que el Anticristo “se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios” (2 Ts 2:4). Estas palabras, además, tienen su paralelo perfecto en lo que el profeta Daniel predijo acerca del Anticristo: “Y el rey hará su voluntad y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo Dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá” (Dn 11:36).

Pero mientras el Anticristo recibe la adoración de los hombres, estos estarán también adorando demonios e ídolos. Cuando un tercio de la humanidad sea destruida durante el juicio de la sexta trompeta del Día del Señor, en el mismo período en que el Anticristo está recibiendo la adoración mundial, Juan nos informa: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aún así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a las imágenes de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, las cuales no pueden ver, ni oír, ni andar” (Ap 9:20). El profeta Isaías usa un lenguaje notablemente similar cuando describe este mismo período de idolatría mundial—durante el reino del Anticristo, justo antes del Día del Señor:

“Porque el día de Jehová de los ejércitos vendrá sobre todo soberbio y altivo, sobre todo enaltecido, y será abatido… La altivez de los hombres será abatida, y la soberbia de los hombres será humillada; y sólo Jehová será exaltado en aquél día. Y quitará totalmente los ídolos. Y se meterán en las cavernas de las peñas y en las aberturas de la tierra, por la presencia temible de Jehová, y por el resplandor de su majestad, cuando él se levante a castigar la tierra. Aquél día arrojará el hombre a los topos y a los murciélagos sus ídolos de oro, que le hicieron para que adorase” (Is 2:12, 17-20).

Cuando el Día del Señor es anunciado en el sexto sello  (Ap 6:12-17), y el universo entero es cubierto por las tinieblas, se cumple esta profecía. Lo que salta a la vista en ella es que cuando el mundo entero esté adorando solamente al Anticristo, las mismas Escrituras nos dicen que estarán también adorando a demonios e ídolos. ¿Le parece al lector que hay alguna contradicción aquí? ¿Cómo puede el mundo estar adorando al Anticristo y a la vez a los demonios y a los ídolos?

La respuesta bíblica para este aparente dilema, aunque atemorizante, es bastante sencilla. Juan nos dice que la Bestia (Ap 13:11—el Anticristo), “engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia… Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase” (Ap 13: 14-15). La interpretación más común de este pasaje es que la Bestia les ordena a los habitantes de la tierra que hagan “una” imagen de ella. Pero dado que el término griego para “imagen” es un sustantivo colectivo (plural), queda claro que lo que la Bestia en realidad está ordenando es que cada persona haga o se procure su propia imagen de la Bestia.

El griego para la palabra imagen [eikon], es también correctamente traducido por la palabra estatua. Estas imágenes que la Bestia ordena que los habitantes de la tierra se hagan son los ídolos que estarán adorando cuando comience el Día del Señor. Tales imágenes proliferarán hasta el último rincón de la tierra y estarán en posesión de todos los que hayan aceptado al Anticristo como su ídolo supremo, o dios. El Anticristo será adorado por medio de esas imágenes, que serán fieles reproducciones de la suya hechas de “oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera” (Ap 9:20); según el alcance del bolsillo o de la devoción de sus adherentes. ¿Es esto difícil de concebir? En lo absoluto. Ya es cosa común que tras cada película éxito de taquilla (o que se pronostica que lo será), la industria hollywoodense saca al mercado las “imágenes” de los héroes, heroínas y demás protagonistas de la cinta. Y, ¿quiénes son los principales objetivos del mercado? Los más jóvenes y los niños.

El entender el significado y las implicaciones de la segunda palabra clave del texto, aliento, debería causar a toda persona en la faz de la tierra—en especial a aquellos que de antemano nos neguemos a adorar a la Bestia o a su imagen—tremenda preocupación e incluso temor. Juan nos dice que a la Bestia “se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase” (Ap 13:15). En griego que aquí se traduce como aliento [pneuma], rara vez se hace así, generalmente se traduce como espíritu (incluso como Espíritu Santo, o espíritu inmundo) y algunas veces hasta como vida. Por lo tanto, el significado de este pasaje es que después que se le ordene al mundo que haga y/o se procure imágenes del Anticristo, estas recibirán alguna forma de vida. En pocas palabras, serán poseídas por demonios. Por eso es que podrán hablar, y mandar que todo aquél que no las adore sea asesinado. Aquí está la conexión de la Inteligencia Artificial (IA) con la llamada Ciencia Negra: la posesión de la tecnología por espíritus demoníacos.

Estos ídolos de Apocalipsis 9:20 y estas imágenes de Apocalipsis 13:14-15, formarán un sistema mundial de monitoreo y control de la humanidad más efectivo que cualquier artefacto hasta ahora creado por el hombre para conseguir este objetivo. Los que se crean lejos de las cámaras de los satélites que a diario son enviados al espacio, y de las que vigilan en los estadios, las calles, las plazas y los paseos públicos del centro de las ciudades, no escaparán a las imágenes del Anticristo. Autos, dormitorios, livings, comedores, baños, cocinas, oficinas, cubículos, taxis, dondequiera que alguien vaya o esté, allí habrá una imagen del Anticristo. La telefonía, la Internet, el E-mail, la Realidad Virtual, la IA, los medios de comunicación y de entretención en general, la tecnología entera ya está a merced del Anticristo; sólo faltan él y sus imágenes poseídas por  demonios. El Hermano Mayor de la novela “1984” de George Orwell , ya está en medio nuestro.

EL QUINTO SELLO 

“Cuando abrió el quinto sello, vi bajo el altar las almas de los que habían sido muertos por causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían. Y clamaban a gran voz, diciendo: ¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra? Y se les dieron vestiduras blancas, y se les dijo que descansasen todavía un poco de tiempo, hasta que se completara el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos” (Ap 6:9-11).

Hay dos detalles interesantes en este pasaje del quinto sello. El primero es el clamor de los mártires, considerando que este sello es abierto durante la gran tribulación. Los mártires claman: “¿Hasta cuándo, Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre en los que moran en la tierra?” Es decir, preguntan: ¿Cuándo comenzará el día de tu ira, Señor? ¿Cuándo derramarás tu justicia divina sobre los inicuos de la tierra en pago por la aflicción causada a nosotros, tus elegidos? Al referirse acerca de los últimos días, el Señor Jesús dio con anticipación una respuesta apropiada a la pregunta de los mártires: “¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará justicia. Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?” (Lc 18:7-8).

El segundo detalle interesante es la respuesta que se les dan en el mismo pasaje. Se les dice que esperen Hasta que se complete el número de sus consiervos y sus hermanos, que también habían de ser muertos como ellos. El Señor nos dice en Mateo 24:21-22 que Dios va a acortar la persecución a manos del Anticristo. El quinto sello nos muestra la condición necesaria para ese acortamiento. Cuando el número de los que han de morir se complete.

La mayoría de estos mártires son los mártires a los que el Señor aludió en su Discurso del Monte de los Olivos (Mt 24:9). Todos podrían haber reclamado la protección prometida a la iglesia de Filadelfia—la iglesia fiel—pero, por alguna razón, morirán durante la gran tribulación, tal vez asistiendo a sus hermanos y hermanas más pequeños en Cristo Jesús.

Contrario a la opinión popular, creemos que este grupo no incluye a las multitudes de creyentes que conforman la iglesia transigente, los que morirán por su falta de conocimiento para la gran tribulación. Aunque estos creyentes infieles sufrirán también el martirio, no será a “causa de la palabra de Dios y por el testimonio que tenían”, sino más bien debido a la palabra de Dios que no guardaron y por el testimonio que no mantuvieron desde mucho antes de que la gran tribulación comenzara. Los mártires del quinto sello son “sus consiervos y sus hermanos, que también han de ser muertos como ellos”. A la luz del tratamiento especial que reciben estos mártires (se les dieron vestiduras blancas), pareciera ser que ellos son los decapitados que no reciben la resurrección de sus cuerpos sino hasta el primer día del Milenio, los que reinarán con Cristo por mil años.

“Y vi las almas de los decapitados por causa de testimonio de Jesús y por la palabra de Dios, los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen, y que no recibieron la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años” (Ap 20:4b).

Daniel se refiere a ellos cuando escribe: “Los entendidos resplandecerán como el resplandor del firmamento; y los que enseñan la justicia a la multitud, como las estrellas a perpetua eternidad” (Dn 12:3). Este versículo no es dado sólo a Israel, no  se refiere sólo a los judíos convertidos al Mesías, sino a todos los creyentes. No debemos olvidar que los creyentes gentiles hemos sido injertados en el olivo cultivado que es Israel. (Ro 11:13-25). Esta cita, por lo tanto, se refiere al Israel espiritual de Dios: “En aquél tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de tu pueblo [Israel]; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo” (Dn 12: 1).

PALABRAS FINALES

Durante los primeros 300 años del cristianismo, casi todos los cristianos vivieron bajo gobernantes anticristianos que a menudo los persiguieron y que mataron a muchos de ellos. Dios, en Su gran sabiduría (para darnos un ejemplo a seguir a nosotros), permitió que los paganos perdidos persiguieran a Sus hijos y los martirizaran. Incluso hoy, Dios permite que algunos de sus mejores hijos vivan bajo gobiernos que los persiguen. La iglesia siempre ha florecido bajo persecución. Pero dondequiera que la iglesia experimente comodidad y prosperidad material, en la mayoría de los casos, se vuelve mundana. Mientras estemos en el mundo, enfrentaremos tribulación, persecución y pruebas. Por lo tanto, no debemos esperar tiempos fáciles, ya sea en nuestro lugar de trabajo o en nuestra vida personal, a medida que nos acercamos al final de esta era.

Vienen días de dificultades financieras. Por lo tanto, debemos aprender a vivir con sencillez y austeridad incluso ahora. Quienes viven hoy en la comodidad encontrarán las cosas muy difíciles en los próximos días. Debemos ser prudentes al ahorrar lo que podamos para los días que se avecinan, de modo que no tengamos que depender de otros. 

Pero nuestra confianza no debe estar ni en lo que hemos almacenado ni en ahorros, sino sólo en el Señor. Dios es un Dios celoso y nunca nos permitirá confiar en nada de lo creado. Dios sacudirá los sistemas financieros del mundo, de modo que aquellos que confían en las cosas creadas serán trastornados. Como dijo el Señor Jesús, veremos a hermanos traicionar a otros hermanos, y a nuestros familiares convertirse en nuestros enemigos (Mt 10:21).

Habrá persecución activa de los creyentes en las oficinas y en las fábricas. Todo esto nos purificará y nos hará mejores cristianos. 1 Pedro 3:13 dice que nadie puede hacernos daño si siempre buscamos hacer el bien. Entonces, debemos determinar, por la gracia de Dios, hacer el bien a todos. Debemos amar a quienes nos odian, bendecir a quienes nos maldicen y orar por el perdón de quienes nos persiguen. Entonces nadie podrá hacernos daño. Satanás y sus agentes pueden molestarnos, acosarnos, robarnos, herirnos, encarcelarnos e incluso matarnos físicamente. Pero nunca podrán dañarnos espiritual, eternamente.

Debemos preparar a los cristianos de todo el mundo para enfrentar la persecución por su fe en los próximos días. Son cuatro los mandamientos que nuestro Señor nos ha dado para tales días:

1. “Sed, pues, prudentes como serpientes y sencillos como palomas” (Mt 10:16).

No debemos ser descuidados al testificar, sino sabios. Nuestras vidas deben hablar por Cristo, donde vivimos y donde trabajamos. En nuestro testimonio del Señor, debemos dejar claro que estamos hablando de una Persona (Jn 6:68)—el Señor Jesucristo—y no de que la religión cristiana sea superior a otras religiones, o de que esta denominación es mejor que esa otra. El Señor Jesús atraerá a la gente hacia Sí mismo cuando sea exaltado (Jn 12:32). También debemos estar alertas para discernir a espías no cristianos que pretenderán estar interesados en el cristianismo, cuando su verdadero motivo puede ser acusarnos de alguna palabra que usemos para llevarnos a los tribunales por “intentar convertirlos por la fuerza”. Así que debemos ser sabios además de amables, como lo fue Jesús:

(a) “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre” (Jn 2:23-25). Debemos orar pidiendo discernimiento para tratar con todos.

  (b) “Jesús no quería andar en Judea, porque los judíos que estaban allí procuraban matarlo” (Jn 7:1). Debemos evitar peligros innecesarios.

(c) “Orad por los que os ultrajan y persiguen” (Mt 5:44). Sé bueno con la gente. No te vuelvas malo porque otros son malos.

2. “No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mt 4:4).

En tiempos de persecución, el requisito más importante es ser sensibles a la Palabra que Dios está hablando a nuestro corazón. Debemos desarrollar el hábito de una actitud de escuchar a Dios durante todo el día. Entonces debemos creer y obedecer la Palabra que escuchamos de Dios. De lo contrario, no venceremos. Debemos meditar más en la Palabra de Dios (especialmente el Nuevo Testamento), porque sólo así podremos discernir la voz de Dios. Y luego debemos “confiar y obedecer” lo que el Espíritu de Dios nos traiga a la memoria o nos resalte cuando estudiamos las Escrituras.

3. “Amaos unos a otros como yo os he amado. En esto sabrán que sois mis discípulos, cuando os améis unos a otros” (Jn 13:34-35).

Tanto en nuestro hogar como en nuestras relaciones interpersonales, debemos dejar de condenarnos y calumniarnos unos a otros. El discernimiento es una cualidad divina, pero la sospecha envidiosa y la maledicencia son una cualidades satánicas. Ahora es el momento de concentrarnos en luchar contra el pecado y Satanás en nuestras vidas (Stg 4:7). Ahora es el momento de buscar activamente perdonar a nuestros cónyuges y amar a nuestros hermanos en Cristo.

4. “En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo” (Jn 16:33).

Dios está en el trono y nunca abandonará a los Suyos. Satanás fue derrotado hace 2.000 años. Somos la niña de los ojos de Dios, y por eso Él será un muro de fuego a nuestro alrededor (Zac 2:5,8). Ningún arma forjada contra nosotros prosperará jamás (Is 54:17). Así que estemos “contentos con lo que tenemos, porque Dios mismo ha dicho: 'Nunca te dejaré ni te desampararé'. Para que podamos decir con valentía: 'El Señor es mi Ayudador'. No tendré miedo. ¿Qué me hará el hombre?'” (He13:5-6).

OREMOS SIN CESAR 

“Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre” (Lc 21:36).

“E inmediatamente DESPUÉS de la tribulación de aquellos días... Entonces aparecerá la señal del Hijo del Hombre en el cielo; y entonces lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo, con poder y gran gloria” (Mt 24:29-30).

“Mas el que persevere hasta el fin, este será salvo” (Mt 24:13).

 “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 P 5:6-7).

“Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” (Stg 4:7-10).

El que da testimonio de estas cosas dice: Ciertamente vengo en breve. Amén; sí, ven, Señor Jesús (Ap 22:20).

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THE VITAL DISTINCTION BETWEEN THE GREAT TRIBULATION AND GODS WRATH


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Aparte de la Biblia, no tiene sentido que una de las naciones más pequeñas del mundo sea constantemente mencionada en las noticias internacionales. Una vez se desafió a un hombre sabio a dar evidencia en una palabra de que la Biblia es divinamente inspirada, y él respondió: “Israel”. Dios creó a Israel y la puso en medio de las naciones para que fuera una luz en un mundo oscuro. Fue un acto del amor y favor inmerecido de Dios. “Así ha dicho Jehová el Señor: Esta es Jerusalén; la puse en medio de las naciones y de las tierras alrededor de ella” (Ez 5:5). A través de Israel, Dios dio al mundo las Sagradas Escrituras y a Cristo, el Salvador; dones de infinito valor. Israel es la nación de Dios incluso en su rebelión contra Dios, que es su condición actual. Los últimos 2.000 años de la historia de Israel fueron profetizados en detalle en Deuteronomio 28:1-68 hace más de 3.400 años, incluso antes de que las 12 tribus entraran en la Tierra Prometida. Deuteronomio 30:1-20 y muchas otras Escrituras profetizan la conversión espiritual de Israel, que aún no ha ocurrido, pero ocurrirá como se describe en Zacarías 12:1-10.


Ahora que el mundo se cuadra a favor de “la causa palestina” y en contra de Israel, podemos ver cómo no se inmutará cuando la Iglesia sea decapitada por no tomar la marca de la Bestia y adorar su imagen (Ap 20:4).

Aplaudirán las decapitaciones de aquellos que pertenecen a la Iglesia porque el mundo dará su lealtad a quien creen que es su Salvador (el Anticristo).

¿Estás listo para convertirte en un vencedor

Un vencedor no es alguien que será arrebatado de aquí antes de la gran tribulación. Es alguien que será leal a Jesús hasta el punto de morir bajo la espada del Anticristo.

Pastores, dejen de ser COBARDES y comiencen a preparar al rebaño para el Anticristo, y adopten una postura sobre lo que las Escrituras enseñan sobre este punto en lugar de evitarlo para no ofender a alguien en sus iglesias.

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¿Considerando dar un ofrenda a CRISTIANOS en necesidad en Israel? / Considering giving an offering to CHRISTIANS in need in Israel?

Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis” (Mt 25:40).



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lunes, 12 de julio de 2021

POR QUÉ ES IMPORTANTE LA PROFECÍA BÍBLICA

Este artículo examina dos categorías de lugares comunes (o clichés)—que uno escucha frecuentemente en los círculos cristianos—que desinflan nuestro entusiasmo por estudiar la profecía bíblica.

Un número asombroso y creciente de cristianos no cree que la profecía bíblica importe. Específicamente, muchos piensan que ni siquiera deberíamos preocuparnos por la profecía bíblica. Por profecía bíblica, nos referimos a temas relacionados principalmente con los eventos que rodean la segunda venida de Cristo y el milenio. La mayoría, por supuesto, admitiría que los planes futuros de Dios para el mundo son importantes en virtud de haber sido decretados por Dios, pero muchos cristianos no creen que estos planes tengan un valor significativo para la vida cristiana “aquí y ahora”. Hay lugares comunes que refuerzan esta creciente postura entre los cristianos de que la profecía bíblica no importa.

Es posible que hayas escuchado al menos uno de estos lugares comunes, ¡o que lo hayas expresado tu mismo(a)! Estos clichés tienen la intención, premeditadamente o no, de desalentar “nuestro enfoque en la profecía bíblica. La gran mayoría de quienes los expresan tienen buenas intenciones. Pero no creemos que comprendan que no sólo carecen de sustancia bíblica, sino que ofenden al Señor.

La mayoría de estos lugares comunes se clasifican en dos tipos principales. El primero es el agnóstico, que expresa escepticismo de que sea posible tener una comprensión correcta de los eventos futuros en la profecía bíblica. El segundo tipo de es el pietista, que se manifiesta con declaraciones que suenan piadosas y que intentan minimizar la importancia del estudio de la profecía bíblica. El agnosticismo y el pietismo pueden superponerse entre sí.

Los Clichés Agnósticos

* ¿Quién eres tú para pensar que tienes la respuesta correcta?

* Hay tantas posiciones (opiniones).

* Los teólogos han debatido esto durante siglos.

El cliché agnóstico se expresa, principalmente, a través de las oraciones citadas. La persona que expresa este sentimiento de incertidumbre quiere que sepamos que ella está segura de que no podemos conocer la verdad sobre los eventos que rodean la segunda venida del Señor. Estos lugares comunes son un balde de agua fría sobre el entusiasmo de uno por estudiar la profecía bíblica, o peor, cierra la discusión sobre los detalles de la venida del Señor. Cuando alguien usa estas simplistas declaraciones, nos está indicando que no cree que nadie pueda tener una comprensión inequívoca sobre el tema, menos tú

Examinemos tres lugares comunes de este tipo.

¿Quién eres tú para pensar que tienes la respuesta correcta?

La persona que expresa este primer cliché cree que nadie puede tener la visión correcta sobre la segunda venida y el milenio. Su objetivo es hacerte sentir culpable (arrogante) por creer que tú la tienes. 

Pero este sentimiento no está de acuerdo con las Escrituras, debido al siguiente principio evidente por sí mismo: dado que la Biblia nos ordena que comprendamos los eventos que rodean la segunda venida, necesariamente se concluye que Dios espera, y asegura, que este objetivo es posible. Se pueden citar muchos pasajes, pero aquí hay algunas declaraciones bíblicas que nos exhortan a los creyentes a comprender y prestar atención a los detalles de la profecía bíblica:

“Respondiendo Jesús, les dijo: Mirad que nadie os engañe (Mateo 24:4). [Vigilen, estén alerta, van a intentar engañarlos acerca de esto.]

 Pero cuando veáis la abominación desoladora de que habló el profeta Daniel, puesta donde no debe estar (el que lee, entienda), entonces los que estén en Judea huyan a los montes (Marcos 13:14). [Cuando aparezca públicamente (el Anticristo) y ustedes lo vean con sus propios ojos.]

Ya os lo he dicho antes (Mateo 24:25). [Se los he advertido antes que suceda, para que estén apercibidos.]

Mirad también por vosotros mismos [cuídense], que vuestros corazones no se carguen de glotonería y embriaguez y de los afanes de esta vida, y venga de repente sobre vosotros aquel día. Porque como un lazo vendrá sobre todos los que habitan sobre la faz de toda la tierra. Velad, pues, en todo tiempo orando que seáis tenidos por dignos de escapar de todas estas cosas que vendrán, y de estar en pie delante del Hijo del Hombre (Lucas 21:34-36).

Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios. ¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto? (2 Tesalonicenses 2:1-5).

La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan... Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el tiempo está cerca (Apocalipsis 1:1, 3).

Estas no son advertencias sobre el hecho de que el Señor Jesús vendrá, sino que son advertencias para comprender las condiciones que prevalecerán en el tiempo en que su venida ocurrirá. La enseñanza de la Biblia sobre los eventos del fin de los tiempos no puede desconectarse de sus aplicaciones espirituales. Dios basó la profecía bíblica en la verdad de que los cristianos se enfrentarán al Anticristo mediante advertencias a no capitular ante la pereza espiritual, la persecución y las falsas enseñanzas. Estas advertencias no tienen sentido si no se supone que entendamos que su venida va a estar precedida por circunstancias peligrosas para los creyentes.

¿Quién soy yo para pensar que tengo la respuesta correcta? Alguien que toma a pecho las palabras del mismo Señor Jesús y de los autores inspirados del Nuevo Testamento, y que por lo tanto sabe que puede entender y discernir la profecía bíblica.

Hay tantas posiciones (opiniones)

Este cliché también expresa incertidumbre sobre la posibilidad de comprender la profecía bíblica, pero por una razón diferente. Implica que dado que hay “tantas opiniones”, entonces no es posible saber cuál es la correcta.

Este razonamiento es falso. Por ejemplo, hay más religiones que puntos de vista sobre el arrebatamiento, por lo que, de acuerdo con esta lógica, no podemos estar seguros de que el cristianismo sea la religión correcta. Es una incongruencia afirmar que debido a que existe una multiplicidad de puntos de vista, no podemos saber cuál es el correcto. Este relativismo epistémico es impropio de los cristianos. Implícitamente transmite que Dios no ha podido comunicar claramente cómo ocurrirá la segunda venida de su Hijo, y asume que el Espíritu Santo está inactivo para guiarnos a toda la verdad. Sugerimos que la culpa no es de Dios, sino de las presuposiciones del intérprete.

Además, no hay “muchos puntos de vista” sobre la profecía bíblica. Hay sólo cuatro o cinco puntos de vista: pretribulacionismo, pre-ira, postribulacionismo, preterismo e historicismo (el midtribulacionismo para todos los propósitos prácticos es un punto de vista difunto). Incluso si hubiera “muchos puntos de vista”, eso no debería inhibirnos de practicar la búsqueda de la verdad.

La literatura rabínica revela una antigua tradición judía en la que los rabinos no estaban de acuerdo entre ellos sobre varios temas relacionados con la venida del Mesías. Pero esto no impidió que el Señor Jesús los reprendiera a dos de sus discípulos en el camino a Emaús. Él esperaba que ellos tuvieran una comprensión correcta acerca de los eventos que rodearían la venida del Mesías:

Y fueron algunos de los nuestros al sepulcro, y hallaron así como las mujeres habían dicho, pero a él no le vieron. Entonces él les dijo: ¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho! ¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían” (Lucas 24:24-27).

El Señor les explicó que ellos eran responsables de discernir y comprender las señales de los tiempos para su primera venida basándose en la profecía bíblica de las Escrituras hebreas del Antiguo Testamento. De manera similar, el Señor Jesús amonesta a los cristianos a comprender los eventos de la profecía bíblica asociados con su segunda venida:

“Ya os lo he dicho antes” (Mateo 24:25). [Se los he advertido antes que suceda, para que estén apercibidos.]

Estudiar la Palabra de Dios, por lo tanto, requiere diligencia, constancia y concentración. Pero no puedes buscar la verdad si no crees que está ahí en primer lugar. Y la verdad no está determinada por la cantidad de puntos de vista que existen. El hecho de que exista una variedad de interpretaciones debería ser una razón más para concentrar nuestra atención en la profecía bíblica, no para ignorarla.

Los teólogos han debatido esto durante siglos

Este lugar común implica que si los teólogos no pueden ponerse de acuerdo entre ellos, ¿quién podría tener la comprensión correcta? Apela a la afirmación tácita de que un cristiano común y corriente no puede conocer la respuesta bíblica correcta. Después de todo, si los teólogos no pueden coincidir en cuanto a cuál es la respuesta correcta, ciertamente tú tampoco puedes.

Este cliché supone que la verdad sólo puede difundirse desde los sacerdotes intérpretes allá en la cumbre, hacia abajo. Si un teólogo dice que “no podemos estar seguros”, entonces eso lo resuelve, y ¿quién eres tú para pensar que sabes más? 

En primer lugar, es el colmo de la arrogancia pensar que sólo los papas, los cardenales, los teólogos y los pastores pueden poseer las respuestas correctas. Eso es elitismo. El Señor Jesús tuvo bastante que decir acerca de este tipo de arrogancia con respecto a los líderes religiosos de su época (ver Mateo 23).

El hecho de que los teólogos hayan tenido diferentes interpretaciones sobre el tema de la segunda venida durante siglos, no significa que todos los teólogos deban estar igualmente equivocados. Tampoco significa que no se pueda estar en desacuerdo con los teólogos, como implica este cliché. Los teólogos no tienen una parcela propia en la tierra de la verdad. Tampoco es cierto que los teólogos hayan estado debatiendo el tema del arrebatamiento y la segunda venida durante siglos. Sin duda, han debatido el tema del milenio, pero en lo que respecta a la cuestión del arrebatamiento en lo que respecta al Anticristo y la segunda venida, esta cuestión ha sido principalmente un tema de debate entre los teólogos sólo en los últimos dos siglos, especialmente durante el siglo pasado.

Incluso si fuera cierto que estuvieron debatiendo este tema durante dos mil años, ¿eso qué? Los teólogos han estado debatiendo muchas doctrinas durante milenios, por ejemplo, la doctrina de la naturaleza de Cristo, el evangelio y la naturaleza de Dios. ¿Significa esto que ya no deberíamos seguir ocupándonos de estas importantes cuestiones teológicas? ¿Significa que no podemos saber lo que enseñan las Escrituras sobre la naturaleza de Cristo o de Dios?

No es malo que teólogos y cristianos en general debatan sobre doctrina. Es bueno reflexionar y estudiar la Palabra de Dios. Todos los creyentes somos llamados a aferrarnos firmemente del mensaje fiel tal como ha sido enseñado, para poder exhortar con una enseñanza sana y corregir a los que hablan en contra de ella (Tito 1: 9). La verdad se descubre típicamente a través del desacuerdo y el debate, no evitándolo.

En resumen, los clichés agnósticos no funcionan porque son lógicamente defectuosos, bíblicamente ingenuos e históricamente miopes. Se nos exhorta que busquemos la verdad sobre estos detalles de la profecía bíblica y, en base a este mandato, Dios quiere que poseamos el entendimiento correcto. Después de todo, cada uno de nosotros tendrá que enfrentar al Anticristo y sus huestes solo, y lo que creamos entonces acerca de las enseñanzas de la profecía bíblica probará ser de un peso eterno. El destino eterno de nuestra alma está en juego.

No dejes que nadie te haga sentir culpable (arrogante) por creer que la profecía bíblica importa y por expresar lo que crees que es la comprensión correcta de las Escrituras. Podemos estar seguros de que está ahí para que la descubramos.

Los Clichés Pietistas

* Todo saldrá bien al final

* Lo único que importa es el hecho de que Jesús regresará

* Busco a Jesucristo, no al Anticristo

* Esta doctrina divide a la Iglesia

* Deberías preocuparte por la evangelización, no por la profecía bíblica

Este segundo tipo de lugares comunes se expresa con varias consignas que poseen un barniz de piedad. Pueden parecer razonables y piadosas, al oído, pero al final del día son expresiones superficiales y sin sentido. Aquellos que las citan pueden estar motivados por buenas intenciones o pueden estar usándolas como excusa para no estudiar la profecía bíblica. Cualquiera que sea la motivación, estas declaraciones están lejos de representar la realidad bíblica. Si bien la piedad es algo bueno, si no hay una sustancia bíblica detrás de una consigna semejante, entonces es sólo eso, un sonido piadoso.

Todo saldrá bien al final

Este primer cliché en la categoría de pietista es uno de los más comunes. Es un tropo destinado a colocar a quien lo recita por encima de la refriega. Implica que abordar este tema no vale la pena ni el tiempo ni el esfuerzo. La trivialidad suena piadosa, pero no refleja la enseñanza bíblica por la única razón de que no “todo saldrá bien al final”. Sí, el Señor Jesús resulta victorioso, pero Dios ordena tanto los medios como el fin. Y estos medios incluyen advertencias reales, sobre peligros concretos, que profetizan que en los últimos días: Muchos tropezarán entonces, y se entregarán unos a otros, y unos a otros se aborrecerán. Y muchos falsos profetas se levantarán, y engañarán a muchos; y por haberse multiplicado la maldad, el amor de muchos se enfriará (Mateo 24:10-12). Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios (1 Timoteo 4:1). ¿Suenan estas citas bíblicas cómo que todo saldrá bien al final” para todos los creyentes?

Nótese que el Señor Jesús advirtió contra ignorar su enseñanza sobre este tema (Mateo 24:25). El pasaje más gráfico de la Biblia sobre el infierno se encuentra en el contexto de las advertencias de Dios de no recibir la marca de la bestia (Apocalipsis 14: 9-12). Si al final todo sale bien, entonces las advertencias del Señor a los cristianos son falsas. ¿Por qué dar estas advertencias si él no creía que había consecuencias por ignorarlas? ¿Por qué advertirnos en primer lugar si todo saldrá bien al final sin importar nuestra ignorancia del peligro? Esta consigna es, en el mejor de los casos, ignorante y, lo que es peor, hace que el Señor Jesús sea un profeta falso.

Examinemos este cliché más de cerca. El pan-milenialismo (a veces denominado pan-tribulacionismo) cree que es de poco valor estudiar la doctrina de la segunda venida de Cristo. Quienes mantienen esta posición creen que no podemos comprender los acontecimientos futuros en un marco coherente y significativo. El pan-milenialismo, sin embargo, es más que una simple creencia; es una postura y un comportamiento. Minimiza los catalizadores para una vida santa. Ignorar estos eventos conduce fácilmente a la complacencia y la indiferencia.

Puede haber diferentes motivaciones para creer en el pan-milenialismo.

Tradición: Si a alguien se le dice una y otra vez que todo saldrá bien al final, comenzará a creerlo y su creencia se convertirá en una tradición.

Antisensacionalismo: Algunos maestros de profecía han abusado de la doctrina de la segunda venida a través de sus sensacionales enseñanzas al fijar fechas utilizar infundadas especulaciones. En consecuencia, muchos cristianos han evitado el tema de la profecía bíblica por completo, relegando la profecía bíblica a todo saldrá bien al final.

Pasividad: este tipo de persona es ignorante en todas las doctrinas y tiene la intención de mantenerlo así. Es pereza intelectual. La actitud de la persona floja e inepta.

Orgullo: A la inversa de la anterior, algunas personas han estudiado muchos temas teológicos, excepto la profecía bíblica, pero para evitar mostrar su ignorancia en este tema, lo descartan. 

El Señor Jesús enseña claramente que debemos conocer la naturaleza y secuencia de los eventos que conducen a su regreso. Al final de su ministerio, los discípulos le preguntaron cuándo regresaría: ¿Cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? (Mateo 24:3). Si hubiera habido algún momento oportuno para que el Señor les explicara a sus discípulos que al final todo saldría bien, ese habría sido el momento. Pero el Señor Jesús procede a dar un discurso sobre cómo se desarrollarán los eventos (ver Mateo 24—25). El engaño será tan grande justo antes de su regreso el Señor Jesús dice que “si es posible, hasta los elegidos” podrían ser engañados (v.24). El Señor instruye a los creyentes en cuanto a que pueden, y deben, conocer las señales de su regreso: “De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas”(vv. 32-33). Después de que el Señor Jesús sienta las bases para los eventos que precederán a su regreso, pasa a la segunda mitad de su discurso, donde exhorta a los creyentes a estar espiritualmente vigilantes para que no se vuelvan apáticos y estén en peligro de juicio (Mateo 24: 36-25: 30).

Basándonos únicamente en este punto, los cristianos vigilantes deberían preocuparse por los acontecimientos que rodean la segunda venida de Cristo. El Señor Jesús nos advierte contra cualquier sentimiento desdeñoso de no escuchar sus enseñanzas o que no fomente una expectativa bíblica de su regreso.

De manera similar, el apóstol Pablo no era un pan-milenialista. En su carta a los tesalonicenses, insiste en que los creyentes se enfrentarían a la persona del Anticristo antes del fin. El apóstol da una secuencia de los eventos clave que conducen a la venida del Señor (2 Tesalonicenses 2: 1-5). En el versículo 5, Pablo les exhorta: “Seguramente recordarán que les decía estas cosas cuando aún estaba con ustedes” (¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?). Si Pablo fuera un pan-milenialista, esta advertencia sería ininteligible.

Además, el libro de Apocalipsis comienza diciendo: Bienaventurado el que lee en voz alta las palabras de esta profecía, y bienaventurados los que oyen y obedecen las cosas escritas en ella, porque el tiempo está cerca (Apocalipsis 1:3). La revelación no comienza con el pan-milenialismo, comienza con la convicción de que los que se enfrenten al fin de los tiempos pueden ser bienaventurados si oyen y obedecen la profecía. Si un lector ha de ser bendecido por su obediencia, debe comprender lo que sucederá cuando el Señor regrese. El libro concluye con la misma convicción: “Estas palabras son fidedignas y verdaderas. El Señor, el Dios de los espíritus de los profetas, ha enviado a su ángel para mostrar a sus siervos lo que debe suceder pronto” (Apocalipsis 22: 6).

Estas verdades bíblicas no expresan una perspectiva pan-milenial. Más bien, está claro que Dios tiene la intención de alertar a su iglesia sobre los eventos claves que conducen al regreso del Señor Jesús. El pan-milenialismo refleja una actitud frívola, peligrosa, incluso pecaminosa, que rechaza las severas advertencias de Cristo sobre este importante tema. Descarta la ilustración del Señor Jesús de las cinco vírgenes insensatas que descubrieron, para su horror, que no todo “salió bien” al final. Fueron excluidas del reino por no estar preparadas (Mateo 25:1-13).

Lo único que importa es el hecho de que Jesús regresará

Este cliché comparte un sentimiento similar con el anterior. Implica que la profecía bíblica es pura especulación. Otra versión dice: Todo lo que importa es que estás bien con Cristo. Estas palabras suenan piadosas, pero debajo de ellas hay un defecto. Los escritores bíblicos, incluido el mismo Señor Jesús, se centran, no en el hecho de su regreso, sino en las condiciones que prevalecerán en el mundo al momento de su regreso. El Señor Jesús enseña que un medio por el cual nos volvemos justos con Dios es: comprender y obedecer su instrucción del tiempo del fin. Algunas de estas condiciones bíblicas de los últimos tiempos ya se han cubierto, pero haremos algunos comentarios adicionales.

El Señor Jesús regresará, y no hay duda de que conocer esta verdad debería impulsarnos a una vida santa. Pero para los escritores bíblicos, eventos como la ira del Señor y el reino terrenal venidero eran preocupaciones importantes y, por lo tanto, deberían ser preocupaciones importantes para nosotros—porque ellos nos pasaron el bastón del testimonio.

En el Discurso del Monte de los Olivos, el Señor Jesús pone más énfasis en cómo debemos vivir durante la gran tribulación que en su regreso. Por lo tanto, nosotros también debemos modelar el ejemplo del Señor enfatizando las ramificaciones de la gran tribulación del Anticristo sobre los santos. La tarea del estudiante de profecía no es sólo afirmar que el Señor Jesús regresa, sino comprender y obedecer las instrucciones sobre los eventos que rodean su regreso. De esta manera, seremos refinados en la fe para estar listos para su llegada. El Señor Jesús dio a entender en una declaración ominosa que muchos perderán la fe, la salvación, antes de que él regrese: “Cuando el Hijo del Hombre venga, hallará fe en la tierra” (Lucas 18: 8). No es de extrañar que Jesús advirtiera: “Cuidado, te lo he dicho de antemano (Mateo 24:25). Y en el contexto de la marca y la imagen de la bestia, el libro de Apocalipsis advierte: Esto requiere la perseverancia de los santos, los que obedecen los mandamientos de Dios y se aferran a la fe en Jesús (Apocalipsis 14:12).

Es cierto que estar bien con Dios es importante cuando el Señor Jesús regrese. Pero eso no sucede en el vacío. Dios diseñó la profecía bíblica como un medio para estar bien con Dios. El Señor Jesús y los autores bíblicos no nos dieron la profecía para atormentarnos o para darnos un conocimiento mental. Más bien, la profecía bíblica importa porque Dios nos está preparando para tiempos difíciles y nos acerca a él. Entonces es imperativo que cada creyente estudie la profecía bíblica y tome sus mandamientos en serio. Esto fomentará el amor por el regreso del Señor y la vigilancia de lo que sucederá antes de su regreso.

Le incumbe al estudiante de la profecía bíblica comprender más que el hecho de que el Señor Jesús regresará. Hay mucho en juego que nos debe motivar a comprender la profecía bíblica con precisión. El evento principal que la Biblia advierte a los santos de Dios que deben buscar antes del regreso del Señor Jesús es la revelación del Anticristo y su programa de persecución de los santos, el período en el que se pondrá a prueba la fe de la Novia de Dios antes del regreso del Señor Jesús.

Busco a Jesucristo, no al Anticristo

Esta consigna también implica que todos los temas secundarios, como el momento en que ocurre el arrebatamiento, la gran tribulación, el Anticristo y el reino terrenal venidero, no eran preocupaciones importantes para los escritores bíblicos. Pero el Señor Jesús mismo nos advierte a cada uno de nosotros que estemos alerta por el Anticristo antes de su regreso: “Por tanto, cuando veáis en el lugar santo la abominación desoladora [Anticristo] de que habló el profeta Daniel (el que lee, entienda)” (Mateo 24:15).

El apóstol Pablo hace la misma advertencia: Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición, el cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios (2 Tesalonicenses 2:2-4).

Y el libro de Apocalipsis, después de explicar la persecución que sucederá en la revelación del Anticristo, advierte a los cristianos: Aquí está la paciencia y la fe de los santos” (Apocalipsis 13:10; cf. Apocalipsis 14:9-12).

Las tres enseñanzas del tiempo del findel Señor Jesús (Mateo 24—25), de Pablo (1 y 2 Tesalonicenses) y del libro de Apocalipsisdan prominencia al evento de la gran tribulación del Anticristo que sucederá antes de que el Señor Jesús regrese por su iglesia. Por lo tanto, estar atento al Anticristo y al Señor Jesús no es uno o lo otro.

A nadie le gusta la idea de que él/ella y sus seres queridos tendrán que enfrentarse al régimen del Anticristo (la gran tribulación) , pero es la voluntad de Dios lo único que en última instancia importa. ¿No considerarías un honor ponerte de pie el día de tu muerte y dar gloria al verdadero Dios de este universo al ser un testigo contra el Anticristo mientras blasfema contra Dios? ¿O no te enfrentarás denodadamente al Malvado Desolador y confesarás a Jesucristo como Señor del universo?

¡El Anticristo sólo puede matarte una vez! No olvides que el Señor Jesús advierte: Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno” (Mateo 10:28).

Esta doctrina divide a la Iglesia

Nuestro siguiente cliché implica que el desacuerdo significa división. Sin duda, las personas divisivas pueden usar esta doctrina para dividir a la iglesia—pero también pueden usar cualquier otraNo es una excusa válida ignorar la profecía bíblica por temor a la división. La verdad necesariamente dividirá al trigo de la cizaña. El Señor nos advierte: No penséis que he venido para traer paz a la tierra; no he venido para traer paz, sino espadaPorque he venido para poner en disensión al hombre contra su padre, a la hija contra su madre, y a la nuera contra su suegra; y los enemigos del hombre serán los de su casa” (Mateo 10:34-36). Pablo, en la misma línea habla de la división por asuntos doctrinales de esta manera: Porque es preciso que entre vosotros haya disensiones, para que se hagan manifiestos entre vosotros los que son aprobados” (1 Corintios 11:19).

Sin duda, las iglesias deben tomar una posición sobre estos asuntos, predicando y enseñando a su rebaño sobre estas verdades. Pero no debe haber una creencia necesaria en estos asuntos para convertirse en miembros de la iglesia local, al inicio. Más adelante, sin embargo, una vez que se ha enseñado todo el consejo de Dios (Hechos 20:27) se debe exigir que creencias en verdades cardinales, como la justificación sólo por la fe, la deidad de Cristo y la resurrección de entre los muertos, y el futuro regreso físico de Señor Jesús vayan de la mano con lo que el mismo Señor nos enseña acerca de los detalles de su venida. Si bien, hoy en día, la opinión de uno sobre el arrebatamiento o el milenio no debe considerarse un artículo cardinal de la fe cristiana, tal actitud transigente minimizará la pasión y el celo de una iglesia por explicar las verdades importantes del tiempo del fin, y no será honrada por el Señor.

Que los pastores y los miembros de las iglesias estén más preocupados por lidiar con la verdad de Dios que por posibles desacuerdos, es el camino que el Señor nos muestra en la Escrituras. La interacción significativa dentro de la iglesia es algo bueno, la conformidad y el silencio no lo son.

Deberías preocuparte por la evangelización, no por la profecía bíblica

Este último piadoso” lugar común generalmente invoca Hechos 1:6-8 como irrefutable argumento:

Entonces los que se habían reunido le preguntaron, diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.

Este es un texto común que se utiliza para desinflar el entusiasmo de uno por estudiar la profecía bíblica. Pero está equivocado: presenta una falsa dicotomía y es una contradicción a muchas exhortaciones y mandatos bíblicos que nos instan a comprender los eventos que rodean el regreso de nuestro Señor.

¿Qué enseña realmente Hechos 1: 6-8? Tratemos de ponernos en la situación de los discípulos. Habían dado sus vidas en los últimos años para seguir a Jesús de Nazaret, quien ellos creían era el Mesías predicho por sus profetas hebreos. Acababan de experimentar el drama de la crucifixión, sólo para presenciar su gloriosa resurrección y reunirse con él. Luego, durante cuarenta días, el Maestro les enseñó a los discípulos sobre el reino y otros asuntos. Entonces, su pregunta tiene perfecto sentido: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? En otras palabras, se preguntaban: ¿Sucederá esto ahora?

 Sin duda, deberían haberlo sabido mejor porque unos días antes de la crucifixión el Señor Jesús les enseñó acerca de la señal y las condiciones que deben suceder antes de que él regrese a establecer el reino (Mateo 24—25). Pero sus discípulos —como a menudo lo revelan los Evangelios— necesitaban que se les recordara lo que habían olvidado. El Señor les responde a sus discípulos repitiendo dos puntos que les enseñó un mes antes en el Monte de los Olivos. Sobre el primer punto, él les recuerda que el tiempo es el dominio del Padre, no de ellos: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad” (Hechos 1:7). Cf. Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre” (Mateo 24:36).

Sobre el segundo punto, el Señor les recuerda que es necesario que sean testigos en el mundo antes de su regreso:

pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra” (Hechos 1:8). Cf. Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” (Mateo 24:14).

Además, en el Discurso del Monte de los Olivos los discípulos le preguntan cuál es la señal de su regreso (Mateo 24:3), mientras que en Hechos están más impacientes, preguntando ¿Es este el momento? (Hechos 1:6). En consecuencia, Hechos no reitera todo el Discurso del Monte de los Olivos del Señor, sino que describe algunos aspectos de él. Por lo tanto, no debemos usar el llamado evangelístico en Hechos 1: 6-8 para eclipsar la otra profecía bíblica del Señor Jesús de su Discurso del Monte de los Olivos. El evangelismo y la profecía bíblica no son esto o lo otro; se complementan entre sí.

Otro ejemplo que vincula el evangelismo con la profecía bíblica se encuentra en Mateo 28:19-20:

Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo” (Mateo 28:19-20).

En este pasaje, el Señor Jesús exhorta a sus discípulos a evangelizar con el resultado de hacer más discípulos y “enseñarles a obedecer todas las cosas que les he mandado”. Claramente, él no tiene la intención de que sus mandamientos dentro de la profecía bíblica sean excluidos, porque enfatiza “todas las cosas que les he mandado” (Cf. Mateo 24:14).

Aun más, en Hechos 17:31, Pablo usa la profecía bíblica del día del juicio del Señor como base para la evangelización cuando testifica a los atenienses:

por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia, por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos”.

Finalmente, Apocalipsis 14: 6-12 vincula el evangelismo con la profecía bíblica de Babilonia la Grande y la advertencia del infierno al tomar la marca de la bestia:

Vi volar por en medio del cielo a otro ángel, que tenía el evangelio eterno para predicarlo a los moradores de la tierra, a toda nación, tribu, lengua y pueblodiciendo a gran voz: Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Otro ángel le siguió, diciendo: Ha caído, ha caído Babilonia, la gran ciudad, porque ha hecho beber a todas las naciones del vino del furor de su fornicación. Y el tercer ángel los siguió, diciendo a gran voz: Si alguno adora a la bestia y a su imagen, y recibe la marca en su frente o en su mano, él también beberá del vino de la ira de Dios, que ha sido vaciado puro en el cáliz de su ira; y será atormentado con fuego y azufre delante de los santos ángeles y del Cordero; y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre. Aquí está la paciencia de los santos, los que guardan los mandamientos de Dios y la fe de Jesús.

La advertencia del infierno y la proclamación del evangelio están incluidas directamente en la profecía bíblica: la amonestación a los santos de no recibir la marca de la bestia. En resumen, el evangelismo y la profecía bíblica se complementan, exactamente como Dios quiso; de ninguna manera se excluyen.

En resumen, la trivialidad pietista es vana y hueca porque no refleja la realidad bíblica. Su tratamiento superficial del tema minimiza, o peor aún, anula la revelación de Dios de los eventos de profecía bíblica que rodean su regreso enseñados en el Discurso del Monte de los Olivos, las epístolas a los tesalonicenses y el libro de Apocalipsis. Si poseyéramos la verdadera piedad, debería basarse en la realidad bíblica.

Conclusión

Muchos lugares comunes, clichés y consignas intentan minimizar la relevancia de la profecía bíblica. Hemos esbozado los más comunes para que podamos estar alertas y sepamos cómo responder a quienes los esgrimen. Se han arraigado tanto en el lenguaje cristiano que la mayoría de la gente no les dedican ni un segundo para pensar en lo que realmente significan. Este artículo los criticó de frente con sustancia bíblica. Las palabras, o en este caso, los lugares comunes, tienen consecuencias. Es imperativo que el cristiano informado que ama la profecía bíblica rechace estos lugares comunes, y el mejor rechazo es dirigir a quienes los pronuncian a lo que la Palabra de Dios dice sobre por qué es importante la profecía bíblica.

Estudiar la profecía bíblica no es un pasatiempo religioso ni un ejercicio académico. Tiene la intención de santificarnos y hacernos sobrios. Los cristianos estamos en una batalla real contra las fuerzas del mal. Que la Palabra de Dios prepare nuestros corazones y mentes para los tiempos difíciles que se avecinan.

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